Actualmente la ciudad de Guanajuato cuenta con 23 sacerdotes, los cuales atienden 25 iglesias católicas, que dan cobertura a una población aproximada de 140 mil habitantes, tanto de la zona urbana como la rural.
Además en la arquidiócesis a la que pertenece Guanajuato, existen alrededor de 120 parroquias, en donde se tiene la misma cantidad de ministros de culto religioso y en ocasiones uno solo tiene que atender hasta 40 o 60 mil habitantes, como en el caso de la Basílica de Guanajuato, que abarca desde Los Ángeles hasta la Presa de la Olla.
“Hay vocaciones, pero falta trabajar la parte pastoral vocacional. Si es cierto que ha aumentado el número de habitantes y el número de sacerdotes no aumenta lo necesario”, dijo Rubén de la Cruz Martínez, Abad de la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato.
Señaló que es en el seno de las familias donde se tienen que alimentar las prácticas para fortalecer la fe y la confianza en Dios, ya que la vida sacerdotal es una entrega total y generosa a la vida religiosa y del Señor.
Aceptó que actualmente la Iglesia Católica vive tiempos difíciles, tiempos en donde adquirir un compromiso para toda la vida cuesta, sobre todo en las nuevas generaciones que tienen otra mentalidad y otra manera de vivir y ver la vida.
“Lo importante es hacer la invitación a ver la belleza de la vocación sacerdotal y vivir uno mismo esa vocación con alegría, con entusiasmo y desinterés por las cuestiones terrenales”, expresó.
A Rubén de la Cruz le queda claro que para poder superar este momento es necesario inculcar en los niños estas vocaciones, donde ellos crezcan en un ambiente fraterno, de estrecha relación familiar y de acercamiento a Dios.
“Para atraer a la gente joven hay que anunciarles un Cristo vivo, anunciarles la belleza de creer, de ser cristiano, de ser discípulo y seguidor de Cristo”, apuntó el prelado.
Desde el punto de vista de Rubén de la Cruz la religión y el servicio a Dios es algo que es para toda la vida y tal vez por eso no despierta el interés de las nuevas generaciones, que han crecido y se han desarrollado en ambientes poco favorables para la práctica de la religión.

CRECE INTERÉS EN SER LAICO

Por su parte, el rector del Oratorio de San Felipe Neri, mejor conocido como Templo la Compañía, Alejandro León Romero, señaló que si bien hay carencia de vocaciones, también en fechas recientes se ha despertado el interés de personas, lo mismo hombres que mujeres, que participan como laicos.
“Hemos de promover mucho las vocaciones, muchos entran al seminario y pocos son los que se ordenan y no es porque no den el ancho los muchachos, sino que a veces no quieren consagrarse de manera definitiva a Dios”, aseguró.
En el caso de los laicos que son personas comunes y corrientes, hombres y mujeres que por cuenta propia se han acercado para participar de los diversos ministerios de la iglesia, señaló que esta nueva expectativa se abrió desde el Concilio Vaticano, en 1963.
Explicó que la promoción de los laicos fue fundamental para formar parte de la acción de la vida de la iglesia, pues ellos lo mismo se dedican a impartir el catecismo, que ser ministros de la eucaristía, lectores, cantores, colectores, ministros de la caridad que visitan enfermos, a los presos y brindan educación a niños y adultos.
“En el desarrollo de la vida de la iglesia ellos son muy importantes para que el evangelio llegue hasta los últimos rincones y claro han entendido poco a poco que por su carácter de bautizados, ellos deben ser piezas importantes en la predicación del evangelio”, afirmó León Romero.
Sin embargo, al igual que en el caso de las vocaciones hay resistencia a adquirir un compromiso que es para toda la vida, ya que implica tiempo, dinero y esfuerzo, pues se trata de un verdadero compromiso social.
Consideró que si bien cada vez es más grande el número de creyentes, la iglesia también ha crecido y una prueba de ello es la cantidad de laicos que va en aumento.
El prelado señaló que no obstante la falta de vocaciones, la iglesia católica es la que muestra un crecimiento sostenido, en relación con otras religiones, pues cada vez es más grande la cantidad de personas que la profesan.

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