Olvidados y excluidos de manera total de los diversos programas de beneficio social, los 200 integrantes de las familias de los pepenadores del tiradero municipal pasan su vida entre montañas de basura, de donde basan su subsistencia, expuestos a enfermedades, infecciones y riesgos a la salud.
Todas las mañanas, Mario Ibarra Caudillo y Leticia Camacho inician su jornada laboral a las 7:00, revisan el contenido de cientos o tal vez miles de bultos y bolsas que llegan al lugar con los desechos que tiran a diario los habitantes de la ciudad.
El trabajo es agotador, pues no importa ni el calor o el frío, menos la lluvia o el viento, ellos como el resto de los 80 pepenadores que forman una asociación llamada ‘Unión Libertad’, tienen que hacer su trabajo para llevar el sustento a casa y brindar lo necesario a sus familias.
Todos ellos, materialmente se sumergen a diario entre las montañas de 160 toneladas de basura que a diario se generan en la ciudad, con la esperanza de encontrar piezas de plástico que luego vende por kilo, el cual alcanza apenas un precio de 3 pesos con 60 centavos.
EXPONEN SU SALUD
Sin embargo, no todo es trabajar sin descanso desde las 7:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde en promedio, pues se trata de un actividad llena de riesgos, ya que entre la basura encuentran de todo, en especial material que les puede causar serios daños a la salud.
“Todo los días tenemos problemas con las jeringas y agujas que tira la gente entre su basura, no falta quien se lleve algún piquete y luego se enferman pero también hay vidrios, hojas de lata que causan cortadas y otras lesiones”, dijo Mario Ibarra Caudillo.
Sus problemas en casos como éstos se agudizan porque carecen de seguridad social, pues pese a que trabajan en un espacio de propiedad municipal y brindan un servicio al municipio, ninguna autoridad municipal se ha preocupado hasta ahora por brindarles opciones para cuidar y fomentar su salud.
“No tenemos seguro, cuando te pasa algo, tú sabrás cómo te atiendes y pues tenemos que ir a médicos particulares, donde el servicio y las medicinas son caros”, afirmó Leticia Camacho, una madre de familia originaria de la colonia Lomas del Padre, que ha encontrado en este lugar una alternativa para mantener a su familia.
Explicó que apenas el pasado miércoles, uno de sus compañeros se tuvo que retirar de su trabajo porque se pinchó un dedo con una jeringa que venía en una bolsa de desperdicios y hasta el momento no se ha reportado a sus labores.
Todos ellos, sin importar su condición, ya sean hombres o mujeres, viven expuestos a daños a su salud, pues cuando no se enferman por accidentes, los atacan las gripes, infecciones respiratorias y estomacales, debido al constante contacto con materiales y objetos impregnados de diversos compuestos que generan daños al organismo.
UN TRABAJO MAL PAGADO
Su esfuerzo para lograr reunir unos 80 kilos de material al día es agotador y sobre todo mal pagado, pues por esa cantidad de plástico llegan a recibir hasta 280 pesos diarios pero no todos los días se logra tener ese volumen.
El plástico que logran recolectar lo venden a una empresa que se dedica al reciclaje de materiales y que es originaria de León, la cual les paga en efectivo.
Estos hombres y mujeres se han forjado bajo las inclemencias del tiempo, en medio de carencias y necesidades pero su convicción es algo que demuestra su verdadera faceta de seres humanos, pues saben que todo esfuerzo les podrá aportar algún beneficio.
“Este es nuestro trabajo y no importa lo que se pueda sufrir, por lo menos tenemos algo de donde sacar para vivir, si hay riesgos y enfermedades pero todo trabajo los tiene”, aseguró Mario Ibarra.
ENFRENTAN COMPETENCIA DESLEAL
Por su parte, Francisco Ibarra Caudillo, representante de la Asociación ‘Unión Libertad’, cuestionó que autoridades municipales hagan caso omiso a sus denuncias sobre los abusos de que son objeto de parte de empleados de la Dirección de Servicios Municipales, sobre todo los choferes de las unidades recolectoras, quienes literalmente los despojan de todo material que pueda ser útil.
Y es que asegura que los choferes no dejan llegar el material que ellos necesitan y los recolectan para venderlos y obtener ingresos adicionales.
“Tuvimos un acuerdo en meses pasados para que los choferes ya no agarraran el material pero no lo respetan y ya casi no nos dejan llegar nada”, expresó.
Lamentó que esta situación se siga presentando, pues a diferencia de los pepenadores, los empleados municipales tienen un sueldo, además de prestaciones laborales, como servicios de salud y médicos.
Señaló que es urgente que las autoridades intervengan y pongan orden, ya que mientras los empleados del Municipio ven como aumentan sus ingresos, ellos sólo pueden ser testigos de cómo cada vez hay menos material para recolectar.
“Hay una persona que apodan ‘El Alemán’, que es señalado como el que pone el desorden y no respeta los acuerdos, eso nos perjudica mucho porque cada vez es menos lo que podemos aprovechar”, apuntó.
Ibarra Caudillo explicó que todos los integrantes de la ‘Unión Libertad’ han hecho este trabajo por muchos años, pues en su caso ya son 26 años de ejercer esta labor y hasta la fecha no han obtenido algún apoyo, ni han sido incluidos por autoridades municipales o estatales en programas de apoyo social.
“Uno no tiene nada y tampoco esperamos algo, con que nos dejen seguir trabajando es suficiente, los riesgos, las enfermedades son parte del trabajo y no nos hacemos para atrás”, aseguró.