A pesar de que los pueblos mineros han generado desde hace siglos una riqueza incalculable, a la fecha sus miles de habitantes no han logrado superar las condiciones de marginación, pobreza y rezago en la que viven.
Uno de esos casos es en Mineral del Cubo y la mina del mismo, localizado en la zona oriente de la ciudad, donde actualmente residen unas 1 mil 500 personas que han aprendido a vivir en condiciones de pobreza y abandono.
Situada en el Distrito Minero de El Cubo, esta población ha sido testigo y protagonista de la historia de la actividad minera en esta ciudad, donde los hombres y mujeres han sido forjados en medio de grandes carencias y necesidades.
En esta población, que por los años 1870 vivió una bonanza minera que enriqueció a cientos de personas que se aventuraron a laborar en esta dura actividad, sólo los recuerdos de un pasado lleno de esplendor han quedado.
Llegar hasta este lugar no es fácil, y no por su ubicación entre valles y colinas que forman parte de un terreno agreste, sino porque los caminos para llegar no están en mejores condiciones, además de que por cientos de años han permanecido sin pavimentarse o urbanizarse.
Y la vida no puede ser fácil en un poblado como éste, cuando no hay servicios públicos como el abasto de agua potable, el transporte público y la seguridad pública.
Tampoco hay servicios o acceso a la salud de calidad, pues aunque se cuenta con un centro de salud y una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los médicos y enfermeras son pocos, en comparación con la demanda de los diversos servicios.
Estos espacios otorgan servicio para todas las comunidades de la región como El Cedro, Las Torres, Peregrina y Rosa de Castilla, desde donde la gente por sus propios medios tiene que trasladarse para ir a una consulta médica o atender alguna urgencia.
También hay pocas alternativas para lograr una educación profesional, ya que sólo hay jardín de niños, primaría y una telesecundaria, el resto de su preparación implica trasladarse a diario hasta la cabecera municipal.,

Ser minero, una actividad de alto riesgo

En Mineral del Cubo, el acceso a una fuente de empleo es más que complicado y sólo en la mina se puede obtener alguno, aunque todos saben lo complicado que es esta labor, en especial por los riesgos a la integridad física de los trabajadores y los perjuicios que causa a la salud.
Pedro Castañeda, es un viejo minero originario de esta comunidad, con una actividad ininterrumpida a lo largo de 37 años, donde ha sido testigo de diversos casos que demuestran que la mina es sólo para verdaderos hombres.
Quienes como él laboran en las entrañas de la tierra, saben que de un momento a otro pueden ser sepultados por un derrumbe o bien contagiarse de una enfermedad, las cuales muchas veces se adquieren con sólo inhalar de manera involuntaria los gases y vapores que se desprenden del fondo de la tierra.
Para los mineros un día normal inicia a las 7:00 horas y termina 24 horas después, con un descanso de hasta 48 horas, por lo cual llegan a obtener, en el caso de los obreros generales 1 mil 200 pesos semanales.
Pero hay quienes tienen mejor salario como los perforistas que superan los 2 mil pesos o bien sus ayudantes que andan por los 1 mil 700.
Además de ellos hay operadores de maquinaria pesada y equipo especializado que ganan un poco más que todos los anteriores o quienes laboran en talleres mecánicos, en donde se realiza el mantenimiento preventivo de los vehículos que se utilizan en la actividad.
Para este hombre forjado en rigurosa y complicada vida de la mina, en años recientes hay algo que le ha llamado la atención: la incorporación de mujeres, que aunque son pocas, se han integrado a un trabajo pesado y en ocasiones temerario.
“Ya hay mujeres, hay unas que manejan scopp tramp y otros carros que trabajan debajo de la mina”, dijo mientras con la mano se seca el sudor que recorre su frente.
Este hombre que evidencia en su rostro y sus gestos lo pesado que es esta labor, es sólo uno de los miles que con su esfuerzo han contribuido a mantener una industria que ha permanecido vigente y fuerte por cientos de años.
“Ya son muchos años que la mina ha trabajado y sigue habiendo nuevas betas de oro y plata que es lo que más se extrae”, expresó.
Pedro Castañeda reconoce que su trabajo puede servir para que las nuevas generaciones tengan mejores condiciones de vida que aquellos que como él han visto pasar toda una vida de carencias y necesidades.
Lo que no se le hace justo y lo dice con toda claridad es que pese a toda la riqueza aportada y los cientos de años de trabajo ininterrumpido, el Mineral del Cubo siga con los mismo rezagos y atrasos de hace cientos de años y que no haya autoridad alguna que se atreva a llevar los servicios de calidad que con verdadera urgencia demandan.

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