A pesar de las lesiones que ha sufrido, a la oficial Luna, no se le quitan las ganas de seguir portando el uniforme.
Es madre de dos hijas, pero su familia no quiere que siga trabajando en la corporación, pues saben el peligro que enfrenta todos los días, sin embargo a ella le gusta su trabajo y desde niña quería ser policía.
“Siempre he tenido ganas de ser policía, desde que era una niña, pero no había podido. Un motivo era porque mis hijas estaban pequeñas y tenía que atenderlas, pero con el paso del tiempo se presentó una oportunidad y entonces logré entrar a trabajar a la Policía Municipal.
“En otros reportes de riesgo, nos han recibido a balazos a pesar de que acudimos nada más para brindar vigilancia en diversas comunidades”, mencionó la oficial.
Durante los siete años que tiene trabajando en la Policía Municipal, la oficial ha enfrentado un sinnúmero de reportes, desde violencia intrafamiliar hasta riñas con saldo rojo y diversos robos.
“Cuando uno está en medio de un reporte peligroso no piensa en nada, lo único que quieres es salir a salvo porque sabes que en casa te esperan tus hijos, tu familia”, señaló.
Recuerda que una ocasión junto con varios compañeros llegaron al poblado San José de Llanos, tenían la indicación de mantener el orden, evitar que se presentaran riñas porque era la fiesta religiosa y había mujeres y niños.
“Primero, varios hombres nos empezaron a aventar piedras en contra de la patrulla y tratamos de protegernos y luego escuchamos varias detonaciones de arma de fuego y luego los balazos directos en contra de nosotros, como pudimos nos retiramos del lugar para evitar un enfrentamiento porque había muchas familias presentes”, agregó.
Sin miedo
Las lesiones que ha sufrido la oficial Luna, no le quitan las ganas de ser policía.