El entusiasmo y la participación de los habitantes de la ciudad dieron forma y colorido a la centenaria tradición de la fiesta en honor de San Juan, la cual ha sido invadida por una austeridad más grande en cada edición.
Ante la falta de atractivos pero sobre todo de nuevas alternativas que hagan de este festejo algo con lo que se identifiquen los capitalinos, la gente con sólo asistir ha logrado que la tradicional fiesta permanezca vigente.
Ya que de parte de las autoridades existe poco interés en preservarla, sobre todo porque cada vez es más escaso el presupuesto que se le destina, lo que ha ocasionado que la fiesta venga a la baja.
Las Fiestas de San Juan y Presa de la Olla han dejado de ser una prioridad para las autoridades, ya que los programas cada vez son más austeros y raquíticos.
Es tal la falta de recursos que se destinan para estas fiestas que incluso en la programación oficial se han incluido los dobles autorizados de artistas de renombre, como es el caso en esta edición, donde se incluye al doble oficial de Tatiana.
Los artistas que se presentan a lo largo de las fiestas en el Teatro del Pueblo son de muy escaso renombre, además de que los atractivos y eventos especiales con este motivo han dejado de existir.
Sin embargo, todas estas ausencias no han afectado el ánimo de las familias guanajuatenses, que aunque en menor número asisten para dar vida y forma a una tradición de cientos de años de existencia.
Ayer, miles de personas acudieron a participar en el festejo y ser parte de la tradición, en medio de un día soleado que animaba a permanecer un buen tiempo en la zona de la Presa de la Olla y el jardín Miguel Hidalgo.
Familias enteras, cargadas con bolsas de comida y demás enseres para ser parte de la fiesta hicieron acto de presencia.
Los vendedores se ubicaron para ofrecer a sus productos a las miles de personas que no les importa el poco presupuesto que autoridades destinan, sino sólo ser parte de la tradición.
La fiesta es de la gente, es de chicos y grandes, de niñas y niños que de la mano de sus padres recorren la zona y se empapan de la forma en cómo esta tradición permanece vigente.
Entre la gente ha quedado un mal sabor de boca al ver que las fiestas anuales de esta ciudad, son más austeras cada año.

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