El Programa de Dignificación de Real de Cañada, abierto a las ideas que impulsen el desarrollo económico y social, contempla dignificar todos los espacios ociosos de la ciudad. Así, el sector turístico mantiene diálogo permanente con el Ayuntamiento para cogobernar con empeño en pro del bienestar ciudadano. Para ello se analiza cuidadosamente un proyecto para instalar bares y restaurantes en las escalinatas, bajo las columnas y al interior del Teatro Benemérito. Se tiene ya una propuesta interesante que el cabildo revisa con interés y entusiasmo, pues se aprecian beneficios económicos patentes. El gobierno del estado expresó su respaldo, bajo el principio de que todo plan que genere empleo, coadyuva al desarrollo social.
El Teatro Benemérito es muy significativo para la ciudad. Sin embargo, las escalinatas y la calle Rocahueca donde se ubica, no tienen función digna, pues sólo incluye la presentación improductiva de payasos, sin desembolso para el sector turístico, que tan noble, generosa, y desinteresadamente contribuye con las causas sociales del terruño. En el proyecto, el teatro mantendrá su estilo arquitectónico, pero sobresale el concepto vanguardista, que ni a Ionesco se le hubiera ocurrido, del Restaurante del Escenario, que será un atractivo más para el turismo nacional e internacional, con derrama de capital para el sector turístico. Sin embargo, el mayor beneficio será para la ciudadanía, aumentando su autoestima, pues como dicen bien los empresarios, sentirán que habitan en una importante ciudad europea.
Es necesario recalcar la transparencia y vigilar que las obras se ajusten a las normas de cuidado del paisaje urbano, como ocurrió con la magna edificación Balconería de la Cañada, que dignificó el paisaje deteriorado de los cerros del Héroe de la Tea y que ahora nos evoca las impresionantes obras de Gaudí en Barcelona. También recordemos el centro urbano Las Termitas, que pese a la oposición pseudoecologista, generó la donación de dos hectáreas para la fiesta popular del Santo Tacho. Los empresarios inteligentemente cerraron el acceso tradicional dando lugar al proyecto Caminar es Saludable, que Innovó la centenaria tradición con un concepto de salud pública de combate a la obesidad. Así, este año, los asistentes al festejo tuvieron que trepar por detrás de los riscos para llegar a los espacios donados, luego comieron y se emborracharon; cierto que hubo accidentes en el retorno de la muchedumbre, pero provocados por el alcohol, por eso el año próximo el municipio instalará alcoholímetros, para que todo borracho que tenga un accidente al caminar bajando los riscos, sea justamente penado con una multa.
Pero la idea luminosa de una sesión especial de cabildo, fue presentada por una empresa de espectáculos, que expuso el concepto (aún no acabado) de las efigies deslizantes, consistente en sustituir las estatuas actuales de la parte superior del Teatro Benemérito, por figuras de carne y hueso, lo cual también tendría impacto en la generación de empleo, con chicas de buena presencia física, quienes en varias tandas durante la tarde y noche, así como matinés durante los desayunos, se deslizarían hacia abajo para caer en un escenario frente a las mesas ubicadas en el área de las columnas y en el arroyo de la calle Rocahueca, a través de tubos desde la azotea, realizando piruetas y figuras relacionadas con las bellas artes. Las estatuas actuales se trasladarían a la cima del Risco, donde serían iluminadas por miles de focos ahorradores Philips, con lo que los habitantes del centro urbano tendrían hacia abajo el panorama espléndido de la ciudad y hacia arriba las estatuas iluminadas. No cabe duda, tendríamos una Ciudad Encantada.
No conformes con perfilar una ciudad de corte europeo, tapizando plazas, jardines y calles con mesas, toldos y sombrillas, estilo Praga, Viena, Roma o París, sin límites a la creatividad, se tiene que contemplar también nuestro continente, autorizando la instalación de un casino tipo Las Vegas en pleno jardín de La Dignidad, en el kiosco mismo y por toda la zona céntrica, pero mexicanizado por puestos de tacos, huaraches y enchiladas, además del toque de los cientos de mariachis, grupos norteños, bandas gruperas y estudiantinas, que ya configuran un conglomerado de cultura y tradiciones populares, encendidas por cerveza, mezcal y tequila made in Taiwan, que fluirán a raudales gracias al excelente tino de nuestro departamento de vigilancia y autorización.
Sabemos que no faltarán los ciudadanos retrógrados que siempre protestan porque se invaden los espacios de convivencia social, o los antropólogos, intelectuales, historiadores y urbanistas que supuestamente velan por nuestros sitios y monumentos. Les haremos ver que nuestra cultura turística es de vanguardia y muy pronto Real de Cañada y sus alrededores serán incluidos en el catálogo de ciudades Legado Cultural, gracias a los esfuerzos del cogobierno político–empresarial.
Juan José Guzmán Andrade es Socio académico en la Academia Guanajuatense de Literatura Moderna. Si tú escribes o eres historiador la Academia es para ti. [email protected]