En 1925, Don Juan Hernández Calvillo y su esposa Doña Catalina Ríos Valtierra ‘Catita’, fundaron La Casa del Pueblo, una tienda de telas que se mantiene hasta ahora en el interior del Mercado Hidalgo.
Actualmente, quienes atienden a las personas que siguen llegando a comprar a esta tienda muy conocida por los capitalinos son Esteban Roberto Loya Mendoza y su esposa Ma. Patricia Hernández Ríos.
Roberto es originario de Chihuahua y como sucede comúnmente en Guanajuato, llegó a estudiar a la Universidad de Guanajuato para luego echar raíces y formar una familia cuyos hijos aprendieron a caminar en los pasillos del Mercado Hidalgo.
.¿Qué vendían en sus inicios?
.Principalmente eran los pantalones de peto y gente de todas las comunidades venía a La Casa del Pueblo, adquirían camballas para hacer los vestidos de sus hijas.
La época en que más se vendía era antes de la Semana Santa, el Viernes de Dolores que era una tradición hermosa, casi todas las mamás hacían los vestidos para sus hijas, era mucha tela la que se vendía, también había rebosos, manta y pantalones de mezclilla.
.¿Cuándo se incorpora la familia de Roberto al negocio?
.Llegamos porque al momento que fallece Don Juan Hernández se hace cargo Doña Catalina Ríos, al no poder estar al frente del negocio le pide a mi esposa (su sobrina), que la apoye atendiendo el negocio. Eso fue hace aproximadamente 40 años.
.¿Al estar tantos años en el Mercado han visto cambios en los productos que se venden?
.Si, incluso nosotros nos hemos ido adaptando a las necesidades de la gente, anteriormente eran grandes cantidades de tela las que se vendían, ahora hay una mayor variedad en prendas de vestir.
.¿Qué le falta a este edificio?
.No se le ha dado un mantenimiento constante, pese a que en su momento fue el edificio más hermoso en su época en la República Mexicana y es el único que se mantiene vigente para la actividad que fue construido.
.¿Qué siente por este lugar?
.Un gran cariño, porque aquí aprendieron a caminar mis hijos, aquí hacían sus tareas, aprendieron a trabajar porque nosotros pusimos el primer taller de serigrafía en la ciudad, además teníamos un taller de bordado y toda la familia apoyaba en la economía familiar. Nuestros cuatro hijos aquí crecieron y terminaron sus carreras. Estamos más tiempo aquí que en nuestras casas.
.¿El Mercado es una familia?
.Esto es un gran condominio, porque casi todos los locales estamos pegados unos a otros y esto al final se convierte en una gran familia. Aquí crecieron nuestros hijos, se hicieron amigos, también compartimos tristezas como cuando fallece un comerciante.
.¿Qué ha afectado a los comerciantes?
.Las decisiones de ex presidentes municipales que han visto más por sus propios intereses, así fueron llenando los alrededores del mercado de comerciantes ‘establecidos’, quienes representan una competencia desleal al interior del mercado, algo que ha mermado mucho nuestras economías.