“La FeNal a debate” es el nombre un ensayo de Marco Ornelas que apareció en el portal periodístico Zona Franca (http://zonafranca.mx/fenal-a-debate) y que se propuso como una revisión critica del panorama histórico de la Feria Nacional del Libro de León (previo a su inauguración de este año), así como de su contexto, para evaluar sus alcances en tanto promoción de la literatura y la lectura, diagnosticar fallas y proponer algunas preguntas rectoras para iniciar un debate en el que converjan las perspectivas los actores articulados (editoriales, instituciones, lectores, escritores) con el fin de mejorar el sistema interno-externo de esta Feria.
El texto se basa en una investigación de datos duros, así como en un acopio de opiniones y experiencias recabadas por medio de entrevistas. El resultado de la investigación fue la explicitación de un malestar generalizado; así como la identificación de algunos puntos débiles clave en torno a los cuales puede iniciarse un programa de trabajo profundo y sistemático para la restructuración de la Feria que, según los indicadores, no ha dado frutos concretos a la sociedad.
De acuerdo a los datos y estadísticas citados en el texto, la FeNal en su desarrollo de 23 años no ha incidido en la formación de lectores, ni en la consolidación de una identidad literario-cultural de la ciudad, ni en la promoción de los escritores locales, siendo que para ellos la feria debería ser un foro importante. Es interesante notar que escritores de renombre y casas editoriales se han negado a volver a la FeNal para presentar sus productos, debido a su decepción de las expectativas y los bajos resultados que rinde. Algunos aspectos observables: la presencia de autores mediáticos sin pretensión cultural excede a la de autores solventes y de prestigio, cuyas presentaciones carecen de la suficiente promoción, al grado de que su presencia resulta en un fracaso de audiencia; los mismos libros que se exhiben en el interior de la feria son prácticamente los mismos que se conseguirían normalmente en la calle de la ciudad, y ¡al mismo precio!; muchas puestos ni siquiera son de libros, sino de souvernirs, juguetes, artículos escolares, etc., lo cual da a la Feria un aspecto carnavalesco que la ha convertido más en un espacio de entretenimiento para la gente un fin de semana (como lo sería igualmente el centro comercial) que en un importante evento cultural.
Marco apela al derecho de la participación ciudadana en las esferas de la administración pública y a la obligación de los escritores para participar activamente en la revisión y la reflexión en torno a los ejes de la política cultural en materia de libros y lectura. De allí que al debate, dado en las redes sociales electrónicas, se sumara una cantidad significativa de escritores y actores culturales de la región, entre los que figuran José Luis Galiano (ex director del Instituto Cultual de León), Jaime Panqueva (“Desde que visité la FeNal por primera vez, me llamó la atención su extraordinaria infraestructura, pero a la vez su falta de alma. Pasa, creo, como muchos proyectos que se planean con recursos de primer mundo, pero mentalidad de tercero.”), Roberto Dueñas, Amado Ponce, Eulalio Nava, Bernardo Monroy, Francisco Rodríguez (“Recordemos que en las ediciones anteriores se notaba que la gran mayoría de los funcionarios de primer y segundo nivel involucrados no sabían leer en voz alta.”), Pablo Paniagua (“El escenario principal de una feria del libro ha de utilizarse para eventos relacionados con los libros, ya sean presentaciones, entrevistas, lectura en voz alta, debates, mesas redondas, etc., y reducir el número de espectáculos ruidosos y que no tienen que ver con la dinámica de una feria digna.”) y Gilberto Arvizu, entre otros.
De acuerdo a cifras oficiales, la FeNal gastó el año pasado $4771, 479. 97 del erario municipal. Casi el 50% del monto total, 2, 204. 090.75 se destinó tan sólo al arrendamiento de su sede en el Poliforum. Es decir, una cifra tremenda para prácticamente nulos resultados.
Cito, como último signo, unas palabras del dramaturgo Armando Holzer vertidas en la polémica, y que adquieren relevancia ahora: “Probablemente ningún funcionario institucional esté al nivel de la investigación, ni al tanto del contexto de un evento que va perdiendo con el tiempo sentido y justificación. Lo cual sucede por igual con el resto de actividades, encuentros, etc., que dichas instituciones realizaban y que hoy desaparecen sin explicación alguna. No es algo nuevo, no es una cuestión en específico de esta nueva dirección; lo cual tampoco los libra de responsabilidades hacia el futuro –de existir algún futuro– y desde hace mucho se percibe una necesidad de figuración, de ‘taparle el ojo al macho a lo tonto’. Los responsables institucionales actuales, convocados al debate –cabe muy bien mencionar– decidieron hacer caso omiso al llamado.