Como hace 400 años, los guanajuatenses celebraron al Patrono de la ciudad, San Ignacio de Loyola, con una fiesta en la que miles de personas participaron con fervor y entusiasmo en el Cerro de La Bufa, el cual lució esplendoroso y lleno de vida.
Una vez más, las faldas del Cerro del Hormiguero y La Bufa se llenaron de miles de familias cuevanenses que acudieron a la que es considerada la fiesta más antigua e importante de la ciudad, en un ambiente lleno de calor humano y sana convivencia.
Desde temprana hora, las caminos que conducen al picacho mayor se vieron llenos de gente, que paso a paso iniciaron el ascenso para llegar hasta lo más alto del Cerro de La Bufa y así cumplir con la tradición de visitar a San Ignacio de Loyola.
La gente comenzó a llegar desde el sábado por la noche, muchas personas acudieron a acampar en las laderas y bajo las sombras de árboles, para participar en uno de los festejos populares que además de identificar a los guanajuatenses, logra unirlos.
Familias enteras aprovecharon el día de descanso y en pleno domingo asistieron a festejar y ser parte de una tradición que ha perdurado por siglos y que ha dado forma a la unión de quienes habitan en la Capital.
Pero la fiesta no sólo es de los guanajuatenses, ya que en ella participan también visitantes de otras ciudades, quienes toman parte en esta celebración que une e identifica a los cuevanenses.
Hombres y mujeres, pero también miles de niños participaron y con paso decidido recorrieron el pesado camino hasta llegar al picacho mayor, para disfrutar la inigualable vista de la ciudad desde una altura aproximada a los 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar.
Algunos llegaron con los alimentos que desde sus casa prepararon y otros más buscaron los que cientos de vendedores ofrecieron, para luego buscar la fresca sombra de un árbol para degustarlos y así dar forma a esta tradición, que se mantiene viva y cada vez reúne a una mayor cantidad de gente.
Mientras el calor se dejaba sentir, las familias se reunieron y con gran entusiasmo participaron del festejo, el cual fue encabezado por el alcalde Edgar Castro Cerrillo, su esposa Ana Berta Melo, así como síndicos, regidores y directores de áreas.
En esta ocasión y por segundo año consecutivo no acudió el gobernador Miguel Márquez Márquez, quien envió como su representante a Ricardo Narváez.
Las miles de personas fueron vigiladas por cientos de elementos de la Policía Preventiva, así como personal de Protección Civil.
 

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