A todas y todos los guerreros del Flag Llanero.
Nadie gana nada, todos los jugadores saben que siempre hay un juego pendiente por resolver, por llevar a cabo, es un campo inagotable, un llano en llamas, una serie de posibilidades flotando en un ovoide esquizofrénico que busca unos brazos y manos seguras. Para llegar a una final es necesario trabajar mucho, pensar, soñar el partido, tener la confianza en sí mismo, en los azarosos y fraternales compañeros con los que nos toca jugar cada semana. Para ganar una final es necesario mentalizar cada jugada, tener en cuenta el movimiento del campo, de los compañeros, de los adversarios, del clima, de las condiciones del suelo, de la sed de un triunfo que nos recomponga todas las sufridas derrotas del pasado.
Al final todos ganamos una serie de proezas, ilusiones, pasajes inadvertidos, burlas acumuladas, pasiones divididas, sin embargo, solo un equipo levanta el trofeo, lo lleva a una casa, le limpia el polvo acumulado, lo tiene ahí, cautivo, silencioso. Solo un equipo se queda con el poderoso sabor de la victoria, esos gladiadores gozarán el triunfo efímero, debido a su esfuerzo y dedicación al experimentar y saber que el objetivo por el cual lucharon cada semana se materializó en un campeonato que nadie regala, se gana con el corazón, con la garra, con amor, compañerismo, diversión infantil, coraje, azar y algo de suerte pasajera.
Somos una serie de instantes divididos, una proeza de águilas, el sabor de tragos de cebadas. Gritamos al unísono ¡águilas! cuando cerramos un cómico trágico y poético juego. Gritamos ¡Salud campeones! cuando se cierra una mágica temporada. Por todos los guerreros del Flag Football, los réferis, la ovación, el ovoide, el campo de batalla, los organizadores de ese bello y estético deporte. Por la pasión de correr, de reír, de retornar por segundos a la infancia. Nos ‘wachamos’ la próxima temporada, escuchado el digno aullido de los apaches, el grito de salud. A seguir celebrando el esquizofrénico movimiento del ovoide. Que así sea. [email protected]
El llano llama
Constelaciones nómadas