LA PIEDRA QUE QUERÍA VOLAR
Braulio Sandoval Rivas (13 años)
Érase una vez una piedra que vivía en una aldea, tenía dos amigos que se llamaban Carlos y Cristo, ellos dos eran hojas de papel y cada vez que iban al campo de hojas sus amigos llegaban primero porque volaban por el aire y él tenía que rodar y rodar. Cuando estaba solo o cuando dormía soñaba en volar como sus amigos pero cuando se veía en el espejo se ponía muy triste porque no podía volar por ser tan pesado mientras que sus amigos eran muy ligeros.
Pensaba que en toda la aldea no había nadie más pesado que él. Un día, salió de su casa y rodó muy rápido sin saber a dónde iba, salió de la aldea y no se detuvo hasta chocar muy fuerte contra algo. Al mirar hacia arriba vio que había una roca mucho más grande que él, y esa roca le mostró una aldea de puras piedras y rocas. Se puso muy contento.
Cada año visitaba su antigua aldea, para lo cual, la ponían en una catapulta y luego la lanzaban en esa dirección e impulsado por esa fuerza volaba por los aires sintiéndose inmensamente feliz.
“CORAZÓN DE PIEDRA”
Bryan Rafael Sandoval Rivera (15 años)
Carlos era un joven de 17 años que trataba muy mal a las personas, todos le llamaban “El Corazón de Piedra” porque decían que no tenía sentimientos. Siempre hacía sentir mal a las personas que se le acercaban, se decía que él antes había sido una buena persona hasta que perdió a su hermana Lucy, quien solamente tenía 3 años de edad, ella murió en un accidente mientras viajaba en el auto con su mamá.
Un día, llegó a vivir cerca de él una muchacha llamada Ana quien no tenía papá ni mamá porque también habían muerto en un accidente muy semejante al de la hermana de Carlos. La muchacha se quedó sin dinero para pagar la renta y le pidió a Carlos que la dejara dormir en su casa, pero él de manera muy grosera le dijo que no. Sin embargo, ella no se dio por vencida y siguió insistiendo hasta que terminaron conversando y él le contó lo que le había sucedido a su hermana, entonces Ana le hizo ver que ella también perdió a su papá y a su mamá en las mismas condiciones: “uno debe superar las cosas que suceden, debemos salir adelante y continuar con nuestras vidas”.
Desde ese día Carlos comprendió que debía seguir con su vida y dejar de tener el corazón de piedra, por lo que comenzó pidiendo perdón a todas las personas a las que había ofendido.