LA VÍBORA
Juan Pablo Ribera Casillas.  11años
Había una vez una víbora sin veneno, pero las personas al ver que era una víbora se alejaban de ella corriendo pensando que era peligrosa. Un día descubrieron a un niño jugando con ella, y vieron que la víbora era buena y cariñosa con él. Desde entonces ya no le tuvieron miedo y todos la quisieron.
EL CORAZÓN DE LA ESTRELLA
Margarita Yazmín González Sandoval. 14 años
Había una vez un reino que se había forjado en una estrella, todos los habitantes de aquel reino eran muy felices. Sus reyes tenían un hada que era la guardiana del corazón de aquella estrella, pues había un malvado gigante que quería robar el corazón y extinguir ese reino.
Como el hada era muy pequeña y no se podía enfrentar al gigante, los reyes pidieron ayuda a la galaxia vecina. Ellos enviaron un ejército y lograron rescatar el corazón.
MIS AMIGOS IMAGINARIOS
Braulio Sandoval Rivera. 13 años
Mi familia pensó que estaba loco por hablar con Orlando y Alejandro, solamente porque ellos no podían verlos. Pero yo me la pasaba jugando al escondite en su compañía. Ellos eran muy rápidos para encontrar dónde ocultarse; comíamos y hacíamos todo juntos, pero un día ya no regresaron.
Un día estaba jugando a la pelota y me acordé de mis amigos, ese día era mi cumpleaños número 7. Siempre los esperé pero nunca volvieron. Ahora pienso que solamente se cansaron de jugar. Platicando con mi familia un día, salió el asunto de los amigos invisibles. Mis padres me dijeron que solamente eran amigos imaginarios y que después de los 7 años solían desaparecer. Pues ahora sé, que Orlando y Alejandro sólo fueron mis amigos imaginarios. 
¿POR QUÉ AÚLLAN LOS PERROS?
Alan Gonzalo Arias. 11 años
Según dicen, aúllan porque ven a la muerte o a sus dueños y porque son mitad hombres lobo, pero son los mejores amigos de los humanos; también aúllan porque quieren croquetas. Un dato curioso de los perros es que no los tenemos que enseñar a nadar porque ellos ya saben.
LA LIBRETA ROJA
Itzel Citlalli Silva Zendejas. 14 años
Me encontraba sentada en el parque cuando llegó una chica de mediana estatura, tez blanca, ojos grandes y de un café muy oscuro. Me preguntó muy seria si sabía dónde quedaba la parada del autobús. Se lo dije, y ella sin contestar algo más se fue. Seguí contemplando el paisaje cuando volteé a mi derecha y vi una libreta roja. La abrí pero no decía nada, los espacios en donde deben estar los datos del dueño del cuaderno estaban en blanco. Cambié de hoja y decía lo siguiente: “En este momento puede empezar tu vida o tu muerte, así que pon atención”.
Me pregunté qué podía significar eso, pero después no le di mucha importancia  ya que cualquier persona que lo hubiera tomado leería lo mismo. 

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