Sergio Iván Azpeitia Mendoza de 23 años de edad no volvió a ser el mismo después de la tragedia en la ruta 84 el pasado 29 de diciembre de 2018 en el que 50 personas resultaron lesionadas o perdieron la vida.

Sergio Iván fue una de las víctimas de la tragedia, el regresaba de trabajar junto a su padre cuándo el camión perdió el control y se volcó cuando bajaba por la avenida Calcopirita hasta terminar fuera de la carretera, ambos regresaban de doblar turno en la fábrica donde Iván era doblador, con el objetivo de descansar el día 30 de diciembre para celebrar con su familia.

Su madre Juana Verónica Mendoza, relató qué más allá del cansancio físico el verdadero reto para ella y para toda su familia ha sido psicológico.

Él ya no tiene control de sí mismo, antes era un muchacho cariñoso me llenaba de besos en manos y cara pero desde el accidente ahora me rechaza, me golpea, el no quedó bien psicológicamente, necesitamos apoyo de un psiquiatra, añadió.

Juana Verónica Mendoza, mamá de Iván.

En el accidente en el que Iván resultó lesionado recibió varios golpes en la cabeza, se perforó un pulmón y finalmente fue llevado al Hospital General Regional donde determinaron que además tenía una fractura de columna que le impediría volver a caminar.

Ya no es el mismo los doctores nos dijeron que sólo había un 1% de probabilidades de que el volviera a caminar pero que podía tener una vida normal si le enseñábamos a mover y a realizar labores con sus manos, de su torso para arriba él se puede mover, pero no volverá a caminar, ni siquiera soporta el dolor de la columna, explicó Verónica.

La empresa transportista a través del seguro médico es la encargada de subsidiar los gastos médicos de Iván y de todos los que resultaron afectados por el accidente, es la misma qué apoya a Verónica y a su familia con los gastos que les genera la atención del joven como pañales y por parte del seguro los medicamentos, sin embargo su madre relata que no es suficiente.

El joven perdió la capacidad de coordinar sus movimientos, constantemente sufre de ataques de ansiedad que le llevan a lastimarse a sí mismo y a su familia, tiene dificultades para realizar sus necesidades básicas como ir al baño y su madre relata que poco a poco Iván ha perdido la capacidad de hablar e incluso de recordar a su propia familia.

No es suficiente el apoyo para medicamentos.

La mayor parte del tiempo se la pasa gritando o golpeándose contra los barrotes de su cama, cuando recién salió del hospital todavía hablaba y se le entendía ahora ya solo balbucea, habla muy rápido la mayoría del tiempo ni siquiera sabemos qué dice, ha empeorado, afirmó la señora Mendoza.

Luego de estar internado en el Hospital General Regional la madre de Iván decidió trasladarlo al Hospital La Luz por lo que la empresa transportista también se hizo cargo de los gastos que generó la atención médica.

Sin embargo, cuando lo llevaron al Hospital La Luz el reporte médico señaló que el joven tenía una fractura en el cuello que no le fue detectada en el hospital anterior, situación por la que Iván no sólo no coordina sus movimiento o habla, sino que también sufrirá ataque de epilepsia de por vida.

Él tenía el sueño de irnos a vivir juntos, era muy apegado a mí, me quería comprar mi casa, me decía que nos fuéramos a vivir lejos… En general era un muchacho serio, pero conmigo y con la familia era muy cariñoso, eso es lo que más me duele, ya no es el mismo ahora cada que trato de acercarme aunque sea a ayudarlo me golpea, él no está bien, mencionó la madre.

Verónica ha insistido durante varios días con la empresa transportista, ella exige que le den la atención médica especializada que necesita su hijo.

Debo tenerlo medicado todo el día, a veces no aguanta el dolor, le tengo que dar ocho pastillas dos veces al día que son como calmantes, para que este tranquilo y pueda dormir, pero no es suficiente, relató.

Dice su mamá que debe mantenerlo medicado todo el día.

Además, señaló que otra de las dificultades es que debido a su falta de control motriz se ha caído varias veces de la cama en la que está postrado noche y día, razón por la que su cama fue acondicionada con barras a los lados, para evitar que en alguna caída pueda complicarse su situación debido a que su cerebro sigue inflamado por los golpes.

Antes tenía que amarrarlo, yo no quiero hacerlo, pero se golpeaba tanto que no tuvimos opción, eso evitaba que se lastimara, su ansiedad es tanta que muerde todo, incluso los barrotes que lo rodean, es muy desgastante, me duele mucho verlo así, afirmó.

Finalmente, la familia Azpeitia Mendoza sabe que la vida de Iván ya no será la misma, pero esperan una pronta respuesta por parte de la empresa transportista, ellos exigen que se atienda al joven en un hospital con especialidad donde sea posible atender su situación dado que en el Hospital La Luz no se tiene la atención que él necesita.

 

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