León.- A unos días de que se cumplan siete meses del trágico accidente de un camión de la ruta 84, una de sus víctimas, Atilano Sánchez Aguilar, quien viajaba junto con su hija y sus dos nietos, continúa sin recibir una indemnización, sin poder moverse por las graves secuelas y sin retomar su vida como pegador en un taller de zapatos .
“Yo me siento impotente, yo no pedí esto, reniego y me tengo que hacer fuerte, pero nadie sabe cómo estoy”, expresa.
Recuerda que ese día 29 de diciembre de 2018, él acudió al Centro Histórico junto con su hija Mónica y los dos hijos de ella, Emily de 9 años y Lian de un mes de edad.
Estuvieron a punto de bajarse
Además de comprar leche y pañales, habían comprado un celular que sería uno de los regalos que recibiría Emily.
Aunque pensaron en esperar otro camión porque ese iba muy lleno, al final se quedaron arriba y a Mónica le cedieron un lugar, pasaron unos 40 minutos cuando la unidad comenzó a ir más rápido pues se quedó sin frenos hasta que perdió el control en el bulevar Calcopirita y volcó.
Atilano agarró a Emily y a su vez se sujetó de un tubo, intentando alcanzar a Mónica.
Busca a familiares
“Quise agarrar a mi hija de donde iba con el bebé pero ya iba en el viento, las cosas pasaron muy rápido. Cuando iba dando vueltas el camión, yo veía como gente iba rebotando arriba y abajo, reventaban los vidrios y se salían”.
Después de recobrar el sentido buscó a sus familiares pero sólo encontró a Emily, a su hija más tarde la ubicó en el Hospital La Luz y de su nieto, supo que había fallecido.
Quedan secuelas
A Emily la tuvieron que operar de emergencia porque se desangró por dentro, además se fracturó un brazo en tres partes y por falta de rehabilitación aún tiene problemas de movimiento, también le cuesta hacer del baño debido a los problemas internos que tuvo.
Mónica, además de perder a su bebé, tuvo múltiples fracturas y continúa con problemas en sus piernas.
A Atilano se le desprendió la retina del ojo izquierdo, le dio trombosis en una pierna y tiene riesgo de que suceda lo mismo con la otra, ya no puede respirar bien, pues se le fracturó la nariz.
Necesita medicamentos y no tiene dinero
Actualmente no puede caminar y su vida transcurre con pasos cuidadosos de la cama a un sillón, después de que trabajaba a veces hasta día y noche.
“Entre más haces más ganas, yo llegué a ganar hasta siete mil pesos por semana, trabajábamos todo el día y de ser necesario toda la noche, pero todas las horas extras se pagaban aparte, ya después de las siete”, contó.
Atilano necesita medicamentos por los problemas en sus piernas pero no cuenta con recursos, asegura que en la clínica Médica Poniente donde le daban atención y medicamento por parte de los transportistas, ya le ponen trabas para atenderlo.
Piden a autoridades cumplan
“Me dijeron que había riesgo de que me diera otra trombosis, yo ya no tengo medicamento y cuesta como 2 mil pesos, pero solamente trae diez pastillas y necesito una diaria”, apuntó.
La hermana de Atilano, Silvia Sánchez Aguilar, exige a las autoridades que cumplan con lo que prometieron.
“Pedimos que nos ayuden porque mi hermano aún no va a poder trabajar y sí necesita mínimo que le reembolsen lo que ha gastado”.
Ha gastado más de $200 mil
Para sobrevivir estos meses, Atilano vendió tres máquinas de pespunte y una lavadora que había comprado para cuando su nieto naciera, pero ha sido insuficiente.
Ellos contabilizan que con lo que no han percibido de salarios y lo gastado en traslados, suman arriba de 200 mil pesos, pero la última oferta por parte de los transportistas es apenas de 50 mil pesos.
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