Mientras la mamá de Emilio Lozoya se encuentra detenida en una cárcel en Alemania, conectada con los delitos de que se acusa a su hijo, el ex director de Pemex dice que reaparecerá próximamente en un video para contar su verdad, así como el saqueo a la petrolera por parte del ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el ex presidente Enrique Peña Nieto.
La depredación del petróleo de México va de la mano con la historia del país. Los abusos de las compañías extranjeras petroleras llegaron hasta la indignación de los mexicanos, que obligaron al presidente Cárdenas a nacionalizar los activos de éstas. Pero, por desgracia, los abusos no cesaron ahí, siguieron desde Los Pinos. Pemex se convirtió, no en el motor del desarrollo, sino en la caja chica del Presidente para financiar campañas, fabricar compadres millonarios, pagar favores y maicear a los gobernadores.
A partir del presidente Miguel Alemán, la referencia obligada para Pemex ha sido la deshonestidad con la que se ha manejado la empresa. Ésta ha sido el contribuyente más grande de Hacienda; por desgracia, la sumieron en deudas, la desmanteló la cleptocracia, que finalmente la postró en una profunda crisis.
El poder del sindicato, la complicidad de sus líderes con los partidos en el poder, la coima, el cohecho, el diezmo, los contratos inflados, el huachicol, la compra de activos chatarra de parte de la Administración y la corrupción institucionalizada son lo que llevó a la petrolera al agotamiento terminal. A lo anterior, habría que agregarle la continua ordeña fiscal de parte de Hacienda&
Así las cosas, Pemex tuvo que contraer una deuda de 108 mil millones de dólares, la más elevada dentro de las petroleras del mundo; y debido a las lastimosas circunstancias en la que la dejaron, carece del flujo suficiente para atender sus compromisos financieros. Como consecuencia de todo lo anterior, las calificadoras le bajaron la nota y la perspectiva, con el riesgo de afectar la deuda soberna de México, lo que tendría funestas consecuencias para el país.
“El cártel negro”, título del libro de Ana Lilia Pérez, narra, desde las entrañas, la corrupción del sindicato y complicidad con las autoridades: Los orígenes del huachicoleo que nació en la refinería de Salamanca, inicialmente originado por el robo hormiga de parte del sindicato a la vista y con conocimiento de todos.
Con una generosa narrativa, Ana Lilia da cuenta que& “Durante el sexenio de Felipe Calderón el crimen organizado ingresó al negocio de robo de combustible& El negocio fue tan bueno, que rápidamente se expandió a las demás refinerías del país, pasando de ser una actividad exclusiva del sindicato, a una de gran escala compartida con los cárteles. Incluso, en el Norte del país, construyeron sus propias gasolineras y ductos para vender el gas a Estados Unidos”.
Imagine usted, Carlos Romero Deschamps inició su trabajo como eventual en la refinería de Salamanca: “Llegó todo encorvado con una chamarrita gris en el hombro. Se veía amolado, porque ni lonche traía; anduvo comiendo de lo que otros le invitaron&”, dicen los que lo conocen. Cuando el Quinazo, Deschamps lo traiciona: “Jamás haremos ninguna alianza con los enemigos del PRI ni con los adversarios del señor Presidente”, dijo en ese entonces. La sagrada voluntad del Presidente lo hizo el líder marmolizado del sindicato.
Ya con todo el poder como líder sindical, fue tres veces diputado. Romero Deschamps nunca ha sido ajeno a los escándalos: uno de los más recordados fue el de desviar 1,500 millones de pesos de Pemex para la campaña de Francisco Labastida. El presidente Fox hizo solo tonantes declaraciones, sin mayores resultados, en este caso y en otros, como los contratos a Oceanografía y las acusaciones contra Juan Bueno, senador del PAN y director de Refinación, de establecer una extensa red de corrupción en la petrolera.
Aparejado al poder, al líder sindical le llegaron carretadas de dinero fácil. Reforma dio a conocer su mansión en Acapulco, de 6.5 millones de dólares; además de yates y propiedades millonarias en Miami; a su hijo le regaló un Enzo Ferrari de 40 millones de pesos y otro Lamborghini; también tiene una hija incómoda, que viaja por el mundo en jets privados para ajuarearse en tiendas de firma. Sería infinito describir la vida sibarita del líder.
Tanto Felipe Calderón, como Camilo Mouriño sabían de la corrupción en Pemex, situación que no parecía preocuparles ni ocuparles. A principios de 2008 hubo denuncias y pruebas que señalaban a Mouriño de obtener contratos millonarios por adjudicación directa, en combinación con Deschamps.
Con Peña Nieto no fueron diferentes las cosas. Emilio Lozoya Austin dice que el Presidente y el secretario de Hacienda conocían de las compras de Agronitrogenados y Fertinal y las aprobaron. Además, no hubo ninguna voluntad política del Presidente de investigar el penoso asunto del soborno de millones de dólares a Emilio, de parte de la petrolera Odebrecht&
Actualmente Emilio Lozoya Austin, ex director Pemex, la esposa, la hermana y la mamá de éste, ya aprehendida en Alemania, son perseguidos y buscados por las autoridades, acusados de varios delitos. También Romero Deschamps es acusado, y el empresario Carlos Ancira ya está en preso en España, por delitos relacionados. ¿De veras podrá AMLO meterlos a la cárcel? La corrupción y los pillos han sobrevivido a todos los gobiernos anteriores, del PRI y el PAN, probablemente porque también fueron parte del engranaje, comían en la misma mesa y en el mismo plato. Es urgente que se separe el poder político del poder económico, porque la corrupción no existe en el vacío social.
Si AMLO logra exorcizar a Pemex y a los gobiernos de toda la República de los hechizos de la corrupción, pasará a la historia con las guirnaldas de la gloria. En tanto, Peña Nieto, en los altos círculos, baila frívolamente con su modelo, bien ataviado, tacón cubano, como si estuviera viviendo otro cuento de hadas&