Las palabras se estructuran para poder expresar todas aquellas emociones, sensaciones, necesidades que los seres con capacidad de habla -verbal o no- tenemos o creemos necesitar.

Por eso es importante, contar con un amplio vocabulario pues cuantas más palabras conocemos, se puede suponer que será mucho más sencillo el poder establecer una buena comunicación con nuestro entorno. Las palabras crean realidades, tienen un maravilloso poder de transformar el inconsciente, subirnos al mundillo de los sueños para aterrizarnos de golpe, sin miramientos en el concreto. Las palabras pueden materializar ideas que construyen catedrales, formulan medicamentos, dictan recetas, soluciones y también castigan, abandonan, hostigan, encarcelan.

Las palabras nos pueden llevar a Bali, centrarnos en la cima de la montaña o nos pueden hacer caer al más triste y absurdo de todos los abismos. Pues son las palabras quienes suman acciones y nos otorgan libertad o nos enjaulan. Una palabra puede explotar como granada de clavos en el corazón de quien la escucha o lee; presuponen vida, a veces desunión, violencia, muerte. Nacieron para crear un mundo más fácil y mejor, convencida estoy, como también la experiencia me marca que el exceso de ellas, nos satura y atiborra la realidad, destruyendo la más hermosa fantasía, pulverizando el mejor de los proyectos.

Tantas noticias, mañaneras de porquería e información, palabrería que se escurre en cien herramientas todas y cada una llena de eficiencia me trae rota. Escucho lento y proceso tan poco, que las decisiones tomadas parecen no son las más acertadas. En el face las palabrejas me dan prurito; si son las del whats me llenan de alergia, los correos exigen respuestas, los medios me torturan con la obscena realidad; no sé si usted, si tú estás en esta hartura de palabras, las cuales lejos de mostrarme la salida de este túnel sumergen en las pantanosas ciénegas de la desesperanza.

Por eso amable lector, le propongo que nos regalemos unas buenas dosis de mutismo; de ese que sana, cura desintoxica. Lavas heridas y seca llagas; desbroza el alma, cura la tierra. Plantea posibilidades y reestructura amores sin domicilio. Hagamos ayuno, en las ansías que el silencio ahogue las miserias de aquel que se jura fuerte haciendo daño al prójimo; de quien fractura familias y con el poder de la violencia se somete a la regla de que quien a hierro mata igual muere. Transformemos la actitud individual; pudieras silenciarte ante el grupo tóxico que fomenta miedo; de quien evita la razón y busca la apariencia; por eso me calló sin indiferencia, en la observancia de quien prepara estrategia. Lavo canales de ese tonel de amistades informativas que, en la irreflexión, votan, deciden, explotan y siguen arrastrándose en la mayor de las miserias. Pues no es pobre quien mide el grano de frijol; ese no necesita 4T ni tontera y media sino los miserables que roban y se alimentan de lo que no es suyo.

“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento” (Victor Frankl)

Comentarios: [email protected]

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *