Érase una vez un país feliz, feliz, en donde el presidente canceló, mediante una consulta ilegal y ridícula, el mayor proyecto de infraestructura en la historia de México, sólo con la intención de enviar un mensaje al poder económico, pero sin importarle los elevados costos y la inviabilidad de su proyecto alterno.
Érase una vez un país feliz, feliz, en el cual el presidente, quien se dice demócrata, atacaba a diario a todo periodista, a toda sociedad civil, a todo empresario, a todo individuo que osara criticarlo.
Érase una vez un país feliz, feliz, en el que el presidente, quien dice no estar obsesionado con el poder, pues “no es un vulgar ambicioso”, de a poco va minando los contrapesos y tiene más injerencia en el poder legislativo y el judicial.
Érase una vez un país feliz, feliz, en el cual, el presidente ignoraba los consejos y los estudios de técnicos y asesores en diversas áreas, para decidir con base en corazonadas y voluntarismos.
Érase una vez un país feliz, feliz, en el que el presidente, quien se enorgullece de su honestidad, dio cabida en el gobierno y en el partido, a una caterva de impresentables individuos, de quienes sólo pidió lealtad a cambio del “perdón”, cual Mesías.
Érase una vez un país feliz, feliz, en el que los índices de violencia, una violencia desmedida, lejos de disminuir, aumentaban escandalosamente, y el presidente, como solución, recomendaba a los delincuentes, “portarse bien”.
Érase una vez un país feliz, feliz, en el que el estancamiento económico era evidente y palpable, pero el presidente lo festejaba como un triunfo.
Érase una vez un país feliz, feliz, en el que no se utiliza un avión presidencial que sin embargo, se sigue pagando.
Érase una vez un país feliz, feliz, en donde el presidente, enfundado en la bandera de la austeridad, canceló programas como el de guarderías infantiles, refugios para mujeres violentadas, medicamentos en hospitales públicos y la promoción turística del país.
Érase una vez un país feliz, feliz, en el que los hechos y las realidades parecen no importar en el maravilloso mundo imaginario del presidente y de quienes creen ciegamente que nos dirigimos en la dirección correcta.
Twitter: @gomez_cortina
Érase una vez….
Érase una vez un país feliz, feliz, en el que el estancamiento económico era evidente y palpable, pero…