En días recientes la noticia circulante es la del desabasto de medicamentos oncológicos para población infantil en México, que se suma al desabasto ocurrido de antirretrovirales en meses previos y de insumos para los programas de vacunación.

El desabasto y la falta de surtimiento oportuno de medicamentos impacta significativamente en los cuidados del paciente, se afectan procedimientos y protocolos médicos y el seguimiento, pronóstico y estadio de las patologías pueden verse modificados.

El desabasto de medicamentos trasciende y altera de manera importante los mecanismos de salud pública y no puede contenerse en un “no pasa a mayores”. Es un desafío la atención de los pacientes en estos escenarios pues aumentan los errores potenciales y la práctica médica se vuelve insegura.

La sensación para pacientes, médicos y población general es la de una verdadera crisis.

Los mecanismos para afrontarla y las primeras acciones deben estar orientados a informar de manera objetiva y transparente a los pacientes directamente involucrados y a la población general, estableciendo los alcances potenciales del retraso en sus tratamientos, las causas probables del desabasto, los medicamentos y marcas afectados, la realización de un inventario en tiempo real de los medicamentos en cuestión, la duración esperada y las fechas de re-abastecimiento potencial. Se les debe de educar acerca de nuevas dosificaciones de sus fármacos y esquemas alternativos de tratamiento. Las acciones a realizar en esta crisis deben ser bajo un perfil de análisis de riesgo, con priorización de lo urgente y lo importante. 

Sin embargo, en la administración médica, también es mejor prevenir. La capacidad de ofrecer soluciones efectivas a problemas potenciales debe ser parte de las políticas públicas del sistema sanitario.

Los organismos reguladores y entes del sistema de salud mexicano (Cofepris, IMSS, ISSSTE, Sedena, Pemex, entre otros), deben estar siempre al pendiente de escenarios que pueden originar situaciones adversas como la actual, tales como la descontinuación de medicamentos por parte de las compañías farmacéuticas, por cuestiones de mercado o elevación de costos de producción, desabasto de sustratos o sales para la fabricación de medicamentos, aumento en la demanda y sobre-consumo, problemas en manufactura o alteraciones de control de calidad que impiden la comercialización e incluso la ralentización de la manufactura o venta por presiones gubernamentales, por una vigilancia más estrecha de procesos industriales o comerciales a las farmacéuticas, cuestiones políticas, sanciones comerciales, robo y corrupción.

Esta experiencia debe dar pie a una industria nacional de medicamentos y cambios en las regulaciones para el otorgamiento de licencias y permisos a medicamentos genéricos de calidad.

Las decisiones deben estar basadas en el panorama epidemiológico actual, con proyecciones a mediano y largo plazo. 

La participación y comunicación con otras naciones es imprescindible para fortalecer los esfuerzos de prevención y corrección de este problema de características y trascendencia local y global.

Las acciones deben ser firmes, rápidas y contundentes, pues la frustración aumenta día con día en médicos y pacientes. Para ellos, en especial los últimos, el tiempo es más que oro.

 

 

* Médico Patólogo Clínico

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