Muñoz Ledo es un personaje que siempre ha luchado y continúa empeñado en pasar a la historia. Ahora, seguramente en la 4Transformación. No es torpe como para pretender colocarse antes del personaje central, pero sí pegadito a él.
Sin embargo este diputado no entiende, a pesar de ser culterano político, que los humanos todos tenemos nuestro ayer, presente y futuro.
Son tres etapas que, de una u otra manera, nos fueron asignadas. La primera sin querer o decisión propia. Las otras, como actores activos y pasivos.
En ese conocer, porque de tonto no tiene un pelo, este personaje desde siempre busca su propio pedestal; quiere erigirse en héroe, de lo que sea pero colocarse, ya en vida, él mismo la corona.
Entre sus empeños quiso ser Gobernador de Guanajuato. Como no naciera en la entidad, negoció para que, por el derecho de sangre se le permitiera jugarla. Así fue, dado que sus ancestros eran de Apaseo.
La cantidad de votos alcanzada resultó ni simbólica, más ello le sirvió para seguir en el candelero político. Como protagónico para, nada torpe, levantar la mano a Fox ganador.
Ya volveremos con sus otras andanzas. Por lo pronto veamos que hoy ejerce a manera de ombligo de la 4T.
Colocado en la presidencia de la Cámara Federal de Diputados, por Morena, partido al que emigró como buen “chapulín”, se preparó para seguir en el sitial si su organismo electoral con sus aliados lograba hacer añicos un mandato de la Ley Orgánica que ordena rotacíón en la cabeza directiva.
En esta oportunidad la moreniza y socios, toparon con roca; las minorías no dieron su brazo a torcer.
Cuando Muñoz Ledo advirtió que los signos no le serían propicios, ni a él menos a su mayoría sin demoler un principio democrático, hizo una machincuepa: renunció a la presidencia.
Paso ocioso, simplemente espectacular para los ignorantes; era de lógica menor que al entrar otras personas a dirigir, él, la Padierna y demás morenistas, tuvieran que dejar sus posiciones.
Porfirio, con su teatralidad sobradamente artificiosa, de esa manera se volvía, según él, el salvador de la legalidad, dejaba el cargo antes de la decisión institucional. ¡Libre la presidencia!. ¡A salvo su honra política!
Por tal “hazaña”, listo para recibir la medalla Belisario Domínguez. Una probadita de lo que luego le puede llegar, para gloria y honra de sus desempeños. ¿Cuáles?
No olvidemos que con Echeverría fue uno de sus principales mentores. Lo “encampanó” para que pretendiera la Secretaría General de las Naciones Unidas (ONU).
Con un equipo de trabajo elaboró la Carta de Derechos y Deberes Económico de los Estados, que el entonces Mandatario mexicano presentó con bombo y platillo en una asamblea general del organismo.
No mencionemos otras andanzas de este porfiriato que sabedor de la forma en que se eternizan los políticos en México, ya quiere su entronización.
Y conste que no nada más el ex priísta, ex perredista y ahora morenista busca la eternidad monumental; también en los otros partidos les colocan nombres de sus líderes a las calles, glorietas y avenidas.
Aquí en León luego de honrar a Maquío con un boulevar, pretendieron hacerle un monumento. Comenzaron, para tal efecto, a recolectar llaves. Al final a los analistas les pareció grotesco el homenaje y desistieron sus promotores.
Calderón, Felipillo presidente, sugirió que en los patios de la Secretaría de Gobernación se colcara un busto por cada panista que hubiese estato en tal titularidad.
Cuando se le publicó el comentario de si los priístas hicieran lo mismo no cabrían los bustos, ni por pequeños que fueran, se olvidó del asunto.
En Los Pinos, antigua residencia presidencial, hay aún en un tramo arbolado estatuas de los políticos mexicanos, de todas las tendencias, para no quedar mal con nadie; lo mismo Heberto Castillo que Carlos Castillo Peraza, quien por cierto le robó el sitial a Efraín González Luna. ¡Errores del tiempo!, dirán los justicieros.
A José López Portillo lo montaron a caballo monumental en Monterrey y a Miguel Alemán en Ciudad Universitaria le pusieron una estatua, que los estudiantes y el pueblo, luego, ambas derribaron.
Muñoz Ledo ya amenazó, con su tartajosa voz, que desde la curul va a legislar.
Tiene todo el derecho para hacerlo. Es más, como a cualquier diputado o diputada la ley se lo demanda; sólo que debe entenderse bien el mensaje: Porfirio, cuando asista o sea a ratos, va a ser la piedra en el zapato.
Pedirá la palabra una, otra y otra vez, por todo y para todo hasta el cansancio y el fastidio. Va a dirgir, eso dio a entender, desde la curul.No quiere que la gloria se le escape.
Con Muñoz Ledo y Fernández Noroña esa Cámara tiene ya para entretenerse.
Lo curioso, no digo que lamentable, con esa pretensión de agandalle por parte de Morena en la Cámara de Diputados, fue que los panistas allí presentes presionaran, junto con otras fuerzas representadas; sin embargo no ejercieron acción solidaria los albiazules nacionales.
Se tornaron, digamos lo menos, cautos; no mediocres, no. Aunque… ¡quién sabe! Miedo a jugar las cartas ya ahora, ¿a cambio de qué?
Apoco esperan otro acontecimiento de fondo para proceder nacionalmente.
Ojalá que los opositores actuales no pretendan salvar la nave política nacional cuando ésta esté a punto de naufragar. Lo que esperamos muchos mexicanos, no suceda.