Qué tan mal andará el PAN que en su ochenta aniversario tuvo que recurrir a Vicente Fox como la principal figura del partido en oposición al régimen del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El guanajuatense que durante su presidencia desaprovechó la oportunidad de oro para cambiar a un sistema putrefacto y corrupto y decidió “nadar de muertito”, repartiendo billetes a diestra y siniestra entre los gobernadores del PRI para que los diputados federales le aprobaran sus iniciativas y pactó con los personajes más siniestros del pasado, aquellos a quienes alguna vez tildó de “tepocatas”, “alimañas” y “víboras prietas”.
El sexenio de Fox fue un sexenio de dispendio y frivolidad. Pronto se diluyó la esperanza que el triunfo había provocado entre la ciudadanía, que al ver acomodarse al PAN al sistema, decidió castigarlos con severidad en las elecciones intermedias de 2003.
Fox cerró el sexenio de manera vergonzosa. Lejos de extirpar la corrupción, la toleró y esta se expandió por todos los rincones. Los gobernadores se volvieron insaciables y a los legisladores les fascinó el moche.
Con el respaldo popular con el que arribó al poder, Fox tiró al caño la confianza que en él depositaron unos votantes hartos del viejo régimen. Fox no hizo otra cosa más que consentir y acomodarse a lo existente.
Ya como ex presidente su discurso dio un giro y del rabioso “sacaremos al PRI de Los Pinos” de cuando fue candidato, pasó a elogiar al candidato Peña Nieto y llamó a votar por él. En el 2018 hizo lo mismo y respaldó abiertamente a José Antonio Meade, despreciando a los candidatos de Acción Nacional.
El que hoy el PAN le dé cabida es una muestra palpable de que el partido no logra articularse como principal partido de oposición. Denota carencia de objetivo y una desesperación notoria por reclutar a quien sea que a su entender le haga frente al gobierno de Obrador.
Lo primero que el PAN necesita es congruencia. Respaldar a Fox es darse un tiro en el pie.
Desaparición de poderes
Nadie puede negar que, en materia de seguridad, las cosas en Guanajuato son un desastre. Se vive con miedo y desesperanza. Los ciudadanos nos sabemos en manos del crimen. Las autoridades se han visto rebasadas en su totalidad. Comentaba aquí mismo hace algunos meses que de nada sirven tantas inversiones si el estado es incapaz de cumplir con su labor principal que es ofrecernos seguridad. Pero de eso a que MORENA proponga la desaparición de poderes, habría que analizarlo con frialdad y sumo cuidado. Curiosamente ni pío han dicho sobre Veracruz, una entidad desastrosa con un gobernador de vergüenza. En todo esto hay un ingrediente político que no hay que perder de vista.
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