Se conoce como Marea Verde al movimiento surgido en Argentina a favor de la despenalización del aborto, que se caracteriza por la portación de un pañuelo verde. Hace poco más de un año, el movimiento adquirió especial atención internacional, pues estuvo a solo seis votos de lograr su cometido: que la ley argentina dejara de considerar delito el aborto si se realiza durante las primeras 14 semanas de embarazo. 

Aunque la ley no pasó en el Senado del país, el movimiento Marea Verde logró lo que se ha identificado como “despenalización social del aborto”, es decir que, independientemente de su legalidad o no, la mayoría de la sociedad se pronuncia a favor de que las mujeres dejen de ser perseguidas penalmente por terminar sus embarazos durante el mencionado periodo. Esta despenalización social y la fuerza del movimiento han servido de inspiración en varios países de América Latina que han comenzado a replicarlo y México no ha sido la excepción. Desde hace aproximadamente un año se han realizado marchas, “pañuelazos” e intervenciones en monumentos históricos para demostrar que alrededor del país existen muchas personas a favor del aborto legal, seguro y gratuito. 

Como resultados de este movimiento en nuestro estado Guanajuato, hemos amanecido con la Fuente de los Leones pintada de verde, el Pípila con una manta exigiendo aborto legal seguro y gratuito y el Quijote con un pañuelo verde atado en el cuello, solo por mencionar algunas. Pero el más significativo resultado de la presencia de la Marea Verde México fue el pasado miércoles 25 de septiembre, cuando el estado de Oaxaca aprobó una reforma al Código Penal para que abortar durante las primeras 12 semanas de gestación deje de ser un delito. 

Aprovechamos este espacio dedicado a los derechos humanos para hablar del fenómeno porque, a pesar de que todavía circula información tergiversada entorno al tema, nunca está de más recordar de forma clara y contundente que la legalización del aborto es un asunto de derechos humanos. Sin pretender ser exhaustivos al respecto, sostenemos lo anterior por simples razones:

El aborto es algo que solo vive una parte específica de la población: las mujeres. Considerarlo un delito se traduce en discriminación puesto que tiene un impacto diferenciado en este grupo que es el único que tiene la capacidad de embarazarse, parir o abortar, según sea el caso, y que es la única población cuya vida y salud están en riesgo al vivir cualquiera de estos procesos reproductivos. El aborto es una cuestión de salud de las mujeres.

El derecho penal debe cumplir con el principio de mínima intervención. Esto quiere decir que solo deben castigarse las conductas más reprochables dentro de una sociedad. Tomando en consideración que el aborto es un proceso reproductivo casi tan común como el parto, ¿es justo y proporcional que el Estado utilice su monopolio de la fuerza para perseguir a mujeres por decidir sobre su cuerpo? Si no es así, ¿por qué queremos seguir incluyendo esta conducta en una ley penal donde se recogen otras mucho más deleznables como el homicidio, la violación sexual o el secuestro?

La penalización del aborto no abona a su erradicación sino solo a su clandestinidad. Mucha documentación hay respecto a que la tipificación del aborto solo ha orillado a quienes quieren hacerlo a llevarlo a cabo en la clandestinidad, muchas veces poniendo en riesgo su vida y salud. Si se quiere proteger la vida, se tiene que comenzar por proteger la vida de las mujeres embarazadas y no obligarlas a ponerse en riesgo por considerarlas delincuentes.

La despenalización del aborto en la Ciudad de México hace 12 años, y en Oaxaca hace unos días, son un avance histórico para las mujeres que por diversas razones deciden no parir. La Marea Verde es un movimiento de derechos humanos que esperamos que siga inundando nuestro estado. 

Amicus, “Derechos Humanos por el cambio social”

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