Las instituciones del sector salud a nivel de alta dirección, deben apostar a tener éxito mediante la selección y contratación de personas cualificadas, es decir, aquellas que con base en su formación, educación o experiencia, se ajusten a los perfiles establecidos para los diversos puestos de trabajo.
Es importante establecer los mecanismos para ofertar los diferentes puestos de las organizaciones a aquellos personajes que disponen de los conocimientos necesarios para desarrollar las tareas asignadas de una manera eficiente. Debe fortalecerse el aparato de captación de sujetos que se ajustan de mejor manera a los sistemas de gestión de la calidad, que son propositivos, pro-activos, que tienen habilidades lógicas y de razonamiento, que utilizan el pensamiento creativo para resolver problemas, que controlan sus emociones, que manifiestan objetividad, que tratan a sus colaboradores con respeto y profesionalismo, que se conducen con transparencia, que comparten conocimiento y experiencia y que con honestidad y responsabilidad desarrollan su trabajo con afán de dar resultados y se esfuerzan por crecer y hacer crecer a la empresa a la que pertenecen.
Estas características deben estar sustentadas y ser sujetas a revisión al momento de hacer la selección de candidatos a ocupar un puesto de trabajo directivo, que implica la validación de la congruencia entre la formación académica del aplicante, su experiencia laboral y las habilidades demostradas y documentadas con los perfiles de los puestos ofertados por la organización.
La adjudicación de puestos de alta responsabilidad en los sistemas de salud, debe preferencialmente privilegiar a aquellas personas con talento, que se esfuerzan, se capacitan y trabajan duro.
De otra manera, es lastimoso encontrar a personajes que disfrutan de un “éxito” espectacular, a pesar de no poseer las características antes mencionadas.
Aquellos que gracias a su pertenencia a un grupo de poder o a sus habilidades políticas (que en realidad son un ejercicio de zalamería, adulación e hipocresía) se encuentran en puestos de alta dirección, demuestran una falta de compromiso real con las instituciones y suelen utilizarlas para satisfacer únicamente sus necesidades personales. Ocupar un lugar directivo, como recompensa por prestación de servicios o favores para quienes tienen la capacidad de ejercicio del poder, se traduce frecuentemente en una falta de planeación, visión, cristalización de proyectos y la no consecución de objetivos de eficiencia, calidad y equidad en los servicios de atención médica, con la consiguiente insatisfacción de los usuarios y de los propios prestadores de servicios.
Los altos directivos en salud improvisados y / o incompetentes, limitan el crecimiento y desarrollo de las instituciones, las retrasan e incluso ponen en riesgo su supervivencia.
Médico Patólogo Clínico, egresado de la Universidad de Guanajuato.