Parafraseo la famosa frase de Salvador Allende, entonces presidente de Chile, pronunciada precisamente el 2 de diciembre de 1972 en el paraninfo de la Universidad de Guadalajara: ser joven y no exigir los derechos y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica.

Para todo mundo debería ser una buena noticia la protesta organizada por estudiantes de la Universidad de Guanajuato, originada, en el fondo, por exigencias tan elementales que cuesta trabajo pensar que hay grupos y personas tan signadas por la ceguera conservadora que su estructura mental y valoral no les permiten comprenderlas.

La movilización estudiantil ha tratado de descarrilarse por varias vías, entre ellas, se le acusa de ser manipulada por Morena, como si fuera necesaria la presencia de un partido político y descalificando el liderazgo y organización del movimiento estudiantil.

O supuestas investigaciones periodísticas, casi con carácter criminal, señalando a tres estudiantes, como si coordinar y exigir justicia fuera algo ilegal o inmoral, sin entender el riesgo causado al publicar sus nombres; al implantar estrategias dilatorias y también al utilizar medios de comunicación para desacreditar las justas demandas.

Estas posturas dirigidas a debilitar el empuje juvenil, tarde o temprano, se revertirán porque no es así como se deben enfrentar las razonables y justas peticiones expresadas durante largo tiempo y por múltiples formas. 

El problema viene de antaño y se ha dado largas a su solución. 

No hay peor cosa que hacer el intento de dar atole con el dedo a una multitud pensante y agraviada que exige el respeto, protección y garantía de todos sus derechos fuera y dentro del espacio universitario, vaya, es inaceptable e indefendible tanta ceguera y sordera ante una exigencia de su derecho a tener derechos.

La comunidad universitaria y Morena no tardaron en reaccionar a estos infundios.

Cuando menos conozco cinco pronunciamientos al respecto de feministas, de docentes, de organizaciones de derechos humanos, de otras universidades de la región y de la propia organización estudiantil y sus familias. 

Esta última ha dicho: “recordamos así mismo a todos y todas que este es un movimiento completamente apartidista y horizontal, que vela y responde a los intereses de la comunidad estudiantil y de la sociedad guanajuatense”.

¿Qué plantean?, pues la necesidad de llegar a casa a salvo, seguridad en los trayectos para tomar el transporte público, iluminación en las calles, la entrega a los familiares de títulos y no cadáveres; a no ser víctimas de violencias en los espacios públicos, a prevenir y castigar el acoso de las que son objeto en las aulas universitarias, que los docentes se comporten como seres humanos y no como dueños de los cuerpos de las mujeres, al esclarecimiento del feminicidio de Ana Daniela y su consecuente castigo al agresor y a las autoridades omisas, en fin, demandas que son perfectamente justificadas y necesariamente atendibles y que se extienden a todo el estado pues si bien la ciudad de Guanajuato se ha convertido en un espacio altamente inseguro para todas las familias, esto sucede en todo el estado, aunque parece que Salamanca y otros municipios no existen ante los ojos de las autoridades y prefieren eliminarles de los beneficios de la seguridad estatal y mantenerles al margen , cuanta desidia.

La imagen del Gobernador, del Rector y del Presidente Municipal de Guanajuato en el estrado, como si fuera su primera vez, observando cómo el estudiantado se niega a dialogar porque el fiscal Zamarripa no aparece, será un ícono del movimiento y expresa de forma contundente la fuerza de quienes enarbolan ante la autoridad un pliego petitorio justo: pusieron a raya a la autoridad.

Como señalan algunas notas, no sólo el Rector sino los tres estaban fuera de lugar; en el estrado debió estar el problema social y el sitio de las autoridades abajo, codo a codo con la comunidad estudiantil tratando de resolver los problemas con aplicación y diligencia.
Mientras escribo este artículo, se realiza un evento en el Teatro Principal, esperemos las conclusiones, pero celebro y aplaudo la movilización estudiantil pues las calles también forman parte de la toma de consciencia social en la etapa universitaria.
Espero también que las autoridades estén a la altura de la comunidad de nuestra Universidad de Guanajuato y le entren a la solución de fondo de los problemas de seguridad.
Me preocupa la falta de madurez de las autoridades que pudiesen actuar indebidamente y colocar a las y los estudiantes en riesgo, amenazando y vulnerando sus derechos una vez que esto se resuelva. 

Ellas y ellos no deben tener miedo, están en todo su derecho de exigir lo que exigen. Y en tanto ¡Qué vivan las y los estudiantes y que siempre conserven esta claridad intelectual y ética! Ana Daniela: ¡No fue suicidio, fue feminicidio!

* Senadora de la República

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