Con la sustitución del Seguro Popular por el INSABI o sea el Instituto de Salud para el Bienestar que recién entro en vigor el pasado primero de enero se han dado quejas y confusiones tanto entre la población usuaria, como entre los prestadores de los servicios de este nuevo instituto que prometió darle atención a la población abierta, es decir, la que no está afiliada al IMSS, ISSSTE, SEDENA, PEMEX etc. La mayoría de las protestas son por los cobros o por el desabasto de ciertos medicamentos principalmente para el cáncer. 

Los padres de algunos niños con esté padecimiento se han manifestado en varias ciudades de éste y otros estados por la falta de tratamientos necesarios para el control de sus hijos. En algunos casos la falta de medicinas es nacional y no tiene que ver con el cambio del SP por INSABI.  De hecho, son situaciones que siempre se han dado y tienen que ver con errores administrativos. Por supuesto que estas fallas se deben evitar y prevenir. Lo bueno es que los cuerpos de los niños son más resistentes que los adultos.

Por otra parte, y volviendo al tema del INSABI, lo que se pretende es hacer respetar lo escrito en la Constitución respecto al derecho universal a la salud para absolutamente todos los mexicanos. Como todos los cambios, habrá algunos errores al principio que seguramente serán subsanados al paso del tiempo. Al desaparecer al SP también se suprimirán algunos puestos de trabajo y el control del dinero por la federación es otro motivo de fricciones y disgusto de los estados que lo manejaban no siempre muy bien.

De modo que no hay que saltar a conclusiones alarmistas y prematuras ante la muy precoz entrada en vigor de este nuevo instituto. Los pacientes o familiares que han pagado algo que no se les debió cobrar pueden guardar sus comprobantes de pago para luego solicitar el reembolso correspondiente. Algunos trabajadores de estas instituciones señalan desabasto de medicamentos o material de curación como si fuera algo nuevo, la verdad es que las carencias son antiguas en todos los sistemas de salud sin excepción.

Somos un  país pobre con instituciones de salud pobres que se apoyan siempre en los familiares o el mismo personal de salud. Recuerdo cuando ejercí en el IMSS y programé una operación acudiendo a la central de esterilización y equipos para preguntar a las enfermeras si tenían instrumentos para realizarla y contestaron que sí y me mostraron algunos que yo nunca había visto por lo que debí llevar los míos para poder brindar el servicio y de esto hacen ya más de cuarenta años, así que no son situaciones nuevas.

En otra ocasión me llamaron la atención por recetar medicamentos de farmacias externas mismos que no estaban en el cuadro básico y que eran necesarios para enfermedades muy prevalentes en la zona. La precariedad con la que se atendía entonces ha cambiado pero el presupuesto destinado al sector salud en general, no corresponde a un país con tantos habitantes como nuestro México del siglo XXI. Esto debe cambiar para mejorar.

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