Aunque existen distintos motivos por los que buscamos una relación de pareja, la mayoría decimos que lo hacemos por amor,… ¿Pero, qué significa esto en realidad?
Todos nos creemos expertos en el amor, y tiene sentido (que lo creamos, no que lo seamos), después de todo, el amor y/o el desamor son algo de lo que nos hablan desde pequeños, que escuchamos todos los días en los medios o que creemos que hemos experimentado en alguna de sus formas con mayor o menor intensidad, ya sea el amor de padres, de hijos, el amor de amigos, el familiar, el amor al prójimo, a una mascota, o el de pareja, del cual hablaremos hoy… ese que nos hace sentir mariposas en la panza y luego ya no y se transforma en algo distinto o nos hace renegar y eventualmente sufrir.
El amor no es un producto terminado, no es algo que se obtiene, no es un objeto que se conserva, no es algo permanente y de ahí, en nuestra opinión, muchos de los errores que cometemos al partir de premisas equivocadas. El amor es un proceso que se construye y se nutre cada día; hay que procurarlo todos los días para mantenerlo vigente aún con los cambios naturales que sufrimos como el envejecer o nuestra propia personalidad y forma de ver la vida que de a poco o de a mucho cambia con el tiempo, es decir, hoy no eres la misma persona que hace uno, tres o veinte años decidió formar pareja fundamentado en el amor que le tenías a una persona, que como tú, ya no es la misma.
El amor es un sentimiento. La Real Academia, con sus limitaciones, lo define como: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro Ser”; o esta otra: “Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crecer”. Coincidamos en que es un sentimiento, porque lo de ser insuficientes y que nos complementa, a menos que se refiera a la reproducción, son un error en la definición, ya que somos seres completos ; lo de “procurando reciprocidad”, implica que espero algo de la persona que me hace sentir así, a veces sin siquiera saberlo o sin intención alguna, condenando así al amor desde su definición ¡a un intercambio!, dependiente de que se cumplan las expectativas, sembrando así semillas de reclamo y queja que brotarán cuando no suceda lo que queremos o esperamos.
Sigamos en esa línea, el amor es un sentimiento que nos hace sentir de esa manera tan especial y mágica que pocos conocemos y, como se siente tan bien, queremos mantenernos en ese estado, queremos seguir sintiéndonos así, pero resulta que llegamos ahí sin ningún esfuerzo de nuestra parte, el amor en este nivel, con frecuencia surge de forma espontánea, muchas de las veces no es amor sino atracción física mal entendida; pero el punto es que no hemos hecho algo específico para sentirnos así, no hay un esfuerzo atrás, es un simple impulso instintivo, es más, podríamos decir que tiene algo de casualidad; por otro lado, asociamos el sentimiento con la otra persona y nos volvemos dependientes de ella, esperando que ella sea dependiente de nosotros y que con sus acciones fomente “nuestro” amor. Si somos honestos, probablemente nos daremos cuenta que existe una cuota de egoísmo en el amor. Se resume en que generamos un apego al sentimiento y “queremos sentirnos así”, esperando que la otra persona nos satisfaga, sin darnos cuenta que en última instancia todo esto sucede en nuestra mente y que la pareja, en este nivel, no tiene participación en nuestro sentimiento más allá de la perspectiva del ego: “si me corresponde y hace lo que deseo” la voy a seguir queriendo, y si no, pues no, creando así un modelo de relación que funciona por complacencias y queda destinado al fracaso.
Algo muy distinto es amar. Amar es un verbo que implica acciones de hacer y de dar, por eso lo definimos como “un proceso”… ¡No de recibir! Cuando uno ama y procura a los demás para complacer sus caprichos y expectativas, es triste; muy diferente cuando el motivador y la intención son para compartir vida y contribuir al crecimiento mutuo; es en este supuesto cuando llegamos a puerto, cuando el amar ratifica nuestra condición de seres completos y se convierte en una forma de vivir que le da sentido a todo… Así de sencillo. Continuará.
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Un saludo, una reflexión.
Escritores y soñadores