S- De siempre me han llamado la atención los colibríes, sus formas de relacionarse y de volar son excepcionales, casi, aceptaría yo, un milagro de ingeniería de la naturaleza.
S- En la casas de ustedes, mi casa y casa del Rufo, inicié con un bebedero para colibríes, de inmediato empezaron a revolotear y a beber de un jarabe rojo que compro en el súper, cuyo sabor se asemeja al de la miel de maple, es decir, sabe a hotcake. Sí lo sé, sale más barato hacer uno mismo el jarabe, nada más les comparto que, cuando lo intenté, se llenó la casa de hormigas.
Un aspecto interesante es que algunos de los colibríes asumieron el papel de guardianes y no permitían a los “otros” acercarse a beber& La solución, fue poner más bebederos y entonces sucedió algo interesante, el colibrí que ahyuentaba a los demás, solo empezó a ahuyentar a los que se acercaban al primer bebedero; lo que interpreté como una actitud territorial, hasta que de pronto, el colibrí guardián empezó a dejar que algunos colibríes si bebieran de ese bebedero mientras espantaba a “los otros”& Que interesante aprender de la naturaleza, que difícil entender sus acciones& Mi interpretación es que los colibríes, con una cabecita que solo pesa unos gramos, reconocen grupos sociales y/o familias y que sus actitudes territoriales están en función de la pertenencia; algo así como: guardo la comida para los míos, que pueden venir cuando quieran, mientras los extraños no son bien recibidos.
Los colibríes son diurnos y alegran mis mañanas, empiezan sus labores a partir de las 6: 30 más o menos, como que amanecen con hambre; normalmente desayuno en la mesa de la cocina, desde donde veo los bebederos y el revolotear de los colibríes, lo que me alegra y apantalla, no solo por la cantidad de piruetas y la facilidad que tienen para detener su vuelo en el aire, sino por la habilidad de no chocar entre ellos, ya que cuando se junta el montón, que fluctúa entre 12 y 15 colibríes, al revolotear alrededor de flores, macetas y bebederos, parecen enjambre de abejas. El día lo terminan cuando empieza a anochecer, pero con un ritual que podría identificar como: “la hora de cenar”; todos se reúnen y revolotean para beber y me imagino, irse al nido con la panza llena a reponer energía, ya que sus latidos pueden alcanzar la cantidad de 1,200 por minuto y sus aleteos la asombrosa cantidad de 70 por segundo, en otras palabras, la milagrosa vida del colibrí, tiene un consumo excepcional de energía que diariamente tienen que reponer.
Otra actitud que llama la atención es el orden, cada bebedero tiene cuatro florecitas de plástico (estaciones para beber), en un principio bebían de uno por uno y esperaban parados en un alambre o en el papayo que tienen enfrente, dando preferencia a los “mayores”; cuando el que bebía se retiraba, otro ocupaba su lugar. Hoy eso ha cambiado, los colibríes han aprendido a usar las cuatro florecitas y se juntan de cuatro en cuatro a beber, dando un espectáculo maravilloso que me cuesta $15 pesos diarios, ya que una botellita de jarabe de $30 pesos, les dura dos días,& cuando me va bien.
Los colibríes también sirven para hacer amistades, tener armonía con los vecinos y para traer a la tía María de Aguascalientes, ya que ella se sienta a disfrutar emocionada del vuelo de los colibríes y de sus rituales sociales, ¡que le encantan y fascinan!, es como tener el Discovery Channel en vivo. La tía vive con el tío Alfredo, un pariente a todo dar del que he aprendido a vivir la vida con ligereza y a disfrutar del diario milagro de vivir. El tío Alfredo siempre está de buen humor y eso es digno de aplaudirse, aunque la tía no lo traiga a ver los colibríes, disque por sus achaques& Desde aquí un abrazo a ambos.
No pocas son las gentes que disfrutan del espectáculo de los colibríes cuando pasan frente a la casa, y que, cuando coincidimos, se ponen a platicar conmigo de los colibríes, situación que ha permeado entre los vecinos creando un entorno de unidad, identidad y agradable charla vecinal.
Creo que los humanos mucho tenemos que aprender de la naturaleza y los colibríes son una bella oportunidad de hacerlo, convivir con ellos, es maravilloso, por momentos hace que olvidemos nuestros problemas y simplemente entremos en contacto con ese milagro que es la vida, distraídos por su colorido y sus formas de volar y de convivir&
R- Grrr, mi Santias, mucho rollo sobre los colibríes, pero, de los perritos, ¿no vas a decir nada?
S- Tienes razón mí Rufo, hoy me olvidé de ti, pero corrijo de inmediato: Los perritos son a todo dar y son buena compañía& ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Escritor y soñador