León, Guanajuato.- Vecinos y locatarios de la colonia Obregón, mejor conocida como Barrio Arriba, señalan que la llegada de una Universidad pública podría detonar la economía en la zona que se desplomó con la mudanza del Hospital General, de la escuela de Medicina, de tenerías y de bancos.
Es lamentable que el Barrio Arriba, que es uno de los de más tradición en la ciudad, esté en el olvido. Está acabado económicamente. Con el cierre del Hospital General se le dio la puntilla. En el mercado ya no hay ventas. Muchos locales comerciales están cerrados”, señaló el exsecretario del Mercado Allende, Armando Moreno.
En la época de oro del Barrio Arriba, en los años 80, había hasta 5 instituciones bancarias. Hoy en día ya no hay. El último, Bancomer, cerró sus puertas por falta de clientes hace un par de años, según revelan los comerciantes.
Los martes son días de “tianguis”. A mediodía los comerciantes aún están en espera de clientes.
Pierde esplendor Barrio Arriba
“El barrio, comercialmente y socialmente esta acabado. Un plantel educativo podría der un detonador para levantar la economía en esta zona”, señala Luis Zárate, vecino del lugar.
Señaló que se acabaron aquellos años de esplendor del barrio.
Sólo es el recuerdo. Pero una Universidad sí sería importante la para la economía. Cuando estaba la escuela de medicina, muchos estudiantes rentaban cuartos en casas, consumían en el mercado. Ahora hay quien no vende en todo el día”, añade Reyna López, quien tiene un pequeño restaurante.
Informa Alcalde de nueva Universidad
El pasado lunes el alcalde Héctor López Santillana, dio a conocer el proyecto de una Universidad con capacidad para más de 2 mil estudiantes.
Es una esperanza para que esto sea un detonador, y que el Barrio Arriba recobre la bonanza que tuvo años. Es tan grave la crisis que hasta en la Parroquia del Señor de la Salud han resentido la falta de fieles. Va poca gente y aportan menos”, dice María de Jesús Aranda, quien tiene un negocio frente al templo.
Los viejos vecinos recuerdan con añoranza la época en la que la industria curtidora florecía y el comercio estaba en todo su esplendor.
No olvidan la época de la nieves y gelatinas de “El Volcancito”; la birria de Don Aristeo, y ni qué decir de la carnita de Pepe Cortés, o las aguas frescas de Don Pepe Navarro, o los deliciosos tacos y tortas del milanesa del “Sí hay”.
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