El engaño o la mentira en la pareja, es inherente al ser humano, a partir de la propia estructura de las relaciones, cuyo fundamento no es la aceptación total, sino la expectativa incumplible de que la pareja sea como tú quieres.
Al parecer los engaños y las mentiras los encontramos en casi todas las relaciones de pareja, pero lo que nadie ha dicho, es que, si te mienten o engañan, lo más probable es que sea tu responsabilidad.
Comencemos por escudriñar la acción de mentir o de engañar: ¿por qué mentimos?, ¿cuál es el objetivo? Encontramos tres respuestas generales a esta pregunta: Primero, mentimos porque queremos manipular a otra persona ocultando información o brindando información falsa con el fin de obtener algo que queremos y que de otra manera no obtendríamos. Probablemente coincidamos en que nadie quiere compartir su vida con alguien que actúa así; si es el caso, el responsable eres tú, ya que te equivocaste en tu proceso de selección de pareja y escogiste o aceptaste a la persona equivocada. Lo que hay que hacer, es asumir la responsabilidad del error y rectificarlo dejando de formar pareja con la persona equivocada y, en su momento, si es tu deseo, iniciar un nuevo proceso para encontrar a la pareja con las características adecuadas evitando cometer los mismos errores. El segundo motivo por el cual mentimos, si bien no es más aceptado, sí es más tolerado, es porque nuestra pareja no puede soportar la verdad. En ocasiones hacemos cosas que no se alinean con las opiniones y expectativas de nuestra pareja, y terminamos mintiendo con el objetivo de evitar el enfrentamiento que lleva al reclamo y al disgusto o desilusión de la otra persona; pregunta: ¿si tu pareja te hubiera dicho la verdad desde el principio, seguiría todo en armonía? Si la respuesta es no, comprenderás que te han mentido para evitar el conflicto porque no aceptas a tu pareja como es, como no aceptas que, aun siendo tu pareja, cada uno tiene el derecho de vivir en su vida lo que quiera, sin que la juzgues y le reclames, si no te gusta lo que hace tu pareja pues no estés con esa persona, pero deja de reclamarle o disgustarte por lo que hace o te seguirán mintiendo para evitar el conflicto. El tercer motivo por el cual mentimos o engañamos, es porque faltamos a un acuerdo, probablemente es el motivo más común de los tres, y el único que justificaría nuestra inocencia, después de todo, -si dos personas hicimos un acuerdo y la otra persona no cumplió, quien ha fallado es el otro y no yo-… Aunque valdría la pena reconocer, desde que se hace el compromiso, que hay cosas que no deben prometerse o comprometerse, por la sencilla razón de que van en contra de nuestra propia naturaleza de seres libres.
Independiente del motivo por el que nos han mentido o del tamaño del engaño, lo cierto es que hacer el papel de la víctima sólo juega en contra de nosotros mismos. El problema principal es que nos lo tomamos personal y no nos detenemos a reflexionar que lo más probable es que la otra persona ni siquiera nos considerara para hacer o no hacer aquello por lo cual nos han mentido. Cada quien actúa conforme a su nivel de consciencia, generalmente las personas actúan pensando en sí mismos y en hacer lo que quieren; no es que se hayan levantado ese día pensando “cómo engaño o le miento a mi pareja hoy para que se sienta lastimada”; y nos lo tomamos personal porque nuestro nivel de consciencia es bajo y nos domina el ego. Lo que hay que entender es que cuando la pareja nos miente o nos engaña, no es personal, punto; por lo que hacer drama o victimizarse está de más.
Ahora bien, esto no significa que uno tenga que vivir lo que no desea o vivir con quien actúa de una forma que rechazamos. Al ser todos libres por naturaleza, no estamos obligados a vivir en conflicto ni a aceptar lo que no queremos; lo que en los hechos, nos permite terminar una relación cuando no aporta calidad a nuestra vida, ¡por la razón que sea! Ahora bien, si hay que actuar al respecto ¡hagámoslo!, pero de forma adulta y madura. Si nos mintieron o engañaron, lo primero es preguntarnos: ¿por qué?, ya que si el origen radica en que quiero controlar a la otra persona condicionándola a que haga lo que yo quiero, estamos olvidando que todos, aun siendo pareja, somos libres, y que en función de ello estamos en nuestro derecho de vivir como queramos & Así de sencillo.
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Un saludo, una reflexión.
Escritores y soñadores