Después del terrible suceso acontecido en una escuela en Torreón, Coahuila, en la que un pequeño utilizó armas para atacar a sus compañeros y maestros, la Secretaría de Educación Pública (SEP), preocupada por este hecho lamentable, presenta un proyecto de lineamientos de las orientaciones para el establecimiento de entornos escolares seguros para escuelas de educación básica del País. El secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, destacó la importancia de las medidas preventivas.
Desde hace 12 años, cuando el bullying, el acoso y violencia escolar no se consideraban un problema central, en la Asociación en Defensa de la Familia, A.C. ya trabajábamos con temas de prevención en esta materia en algunas escuelas públicas.
En un principio impartíamos talleres con muchas dinámicas que servían para la integración del grupo, se trabajaban emociones y control del enojo y la ira, se proporcionaban habilidades sociales para la resolución de conflictos, se establecían normas de respeto y se invitaba a las y los alumnos a encontrar sus talentos y cualidades para fortalecer su autoestima, entre otras cosas.
Actualmente los talleres se convirtieron en obras de teatro interactivas en las que Charalito, un pequeño títere de payaso, les enseña las consecuencias de una persona que no sabe lidiar con el enojo y les invita a hacer unas dinámicas para superarlo.
Esta nueva técnica ha resultado muy atractiva y convincente a estudiantes de primaria, quienes simpatizan con el pequeño Charalito acercándose a contarle sus problemas.
La escuela es un agente de socialización y debe contribuir a la formación, educación y desarrollo del alumnado. Recientemente, después de impartir uno de estos talleres, una maestra me dijo tener un alumno de 8 años muy agresivo con sus compañeros y muy poco colaborador.
Después de indagar un poco, resultó que el pequeño había perdido hacía unas semanas a su madre. Su padre trabajaba todo el día y no se ocupaba de él y la abuela era quien se encargaba de llevarlo y traerlo de la escuela.
La maestra comentó que sí se ocupaban del niño porque llevaba su lunch y estaba arreglado y limpio. Le pregunté: Y de sus emociones, ¿quién está pendiente? ¿Alguien le dice que lo quiere y que todo va a estar bien? ¿Ha expresado cómo se siente con alguna persona? “Pues la verdad no creo”, contestó la profesora.
En estos casos es cuando la escuela es vital para alertar, sensibilizar y orientar a los familiares sobre lo que el niño está pasando, ya que no sabe cómo lidiar con su dolor, cómo enfrentar su nueva vida y cómo encajar en ella. Suerte que este pequeño tiene una maestra interesada y dispuesta a ayudarlo.
Tal vez a esto se refiere el Secretario de Educación cuando dijo que había que cumplir con: Prevención y atención de factores de riesgo y fomento al desarrollo de habilidades socioemocionales entre otros.
El fortalecimiento de la prevención y la respuesta en el entorno escolar se logra, entre otras cosas, a través de la oportuna detección, atención y canalización de casos de violencia”
, ha insistido el Secretario.
Este problema de la violencia escolar para la consolidación de entornos escolares seguros requiere profundizar en el origen de la violencia, saber qué es lo que la está generando para poder canalizarla.
Hay que tomar en cuenta la vida afectiva y emocional de quienes actúan violentando a otros, así como los hábitos de relación y comportamiento que vive en su medio familiar y qué es lo que ven y aprenden. Viendo todo el contexto se puede trabajar en la construcción de la personalidad individual y social de las y los escolares.
Lo importante es que en los planteles educativos exista el proyecto de construir convivencia para prevenir la violencia y considerar las relaciones afectivas y sociales en el aula.