Como todas y todos saben, he participado y manifestado mi total apoyo a las marchas históricas del día 8 de marzo, así como al paro que realizaremos las mujeres el 9 de marzo; al mismo tiempo, he prevenido sobre la inserción oportunista y ventajosa de grupos insensibles y contrarios a los derechos humanos de las mujeres que repentinamente, quizá al ritmo de sus golpes de pecho, reivindican lo que antes omitían y combatían en su proceder político.
Ha quedado claro, para la mayoría, que no es un día de vacaciones, que se trata de ausentarnos de la vida pública para evidenciar sobre todo, la violencia generadora de formas extremas de odio patriarcal. Nos hacemos invisibles ese día para hacernos visibles en todos los espacios que habitamos ya. Quien utilice estas jornadas de lucha para fines de golpeteo al actual gobierno quedará expuesto o expuesta ante las mismas mujeres como una o un esquirol del motivo fundamental que nos acuerpa: queremos todos derechos para todas las mujeres y niñas en este país, en condiciones de igualdad y sin ningún tipo de discriminación.
No todas estamos de acuerdo en el sentido de esta acción social colectiva. Es más quizá no sea conveniente hablar de movimiento pues no hay una jerarquía en la organización, la convocatoria se ha diversificado y co existen múltiples identidades en las mujeres que participaremos, algunas más cercanas con los feminismos y otras reacias a identificarse como feministas, incluso ignorando que gracias a las marchas y las reivindicaciones históricas de éstas, hoy en día pueden votar, solicitar anticonceptivos, reclamar a las autoridades negligentes, elegir la carrera que deseen sin estereotipos, pueden casarse o no, así como divorciarse de sus parejas, planificar su familia, denunciar la violencia en sus vidas y muchos otros derechos reconocidos gracias al insistencialismo feminista.
Lo que me anima y satisface es que hay miles de mujeres jóvenes entusiastas, echadas para adelante, nuestros relevos generacionales, que están tomando el liderazgo en esta nueva etapa de la lucha feminista. ¡Qué alivio!
Para muchas mujeres será la primera vez que asistan a una marcha o que tomen parte en una acción conjunta y el reto se encuentra en el día después del paro. ¿Habrá calado tan hondo en las convicciones de las mujeres el ya basta, para que formen parte de algún grupo organizado de defensa de los derechos humanos? Espero que sí, pues no hay alternativas más fuertes que las colectivas, las de lucha codo a codo, mano con mano, cabezas y corazones que se reúnen para transformar la vida propia y la convivencia comunitaria.
La Encuesta de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública levantada por el Inegi, y recientemente citada por Areli Barrera en el am, ilustran la valía y la pertinencia de estas acciones colectivas de las mujeres, pues en Guanajuato:
En tres años los delitos contra las mujeres pasaron de 49 mil 876 a 760 mil 880.
En ese mismo período las víctimas mujeres pasaron de 33 mil 543 a 561 mil 784
Es el sexto estado con mayor número de delitos donde una mujer fue víctima.
Datos provenientes del Inegi, señalan que 8 de cada 10 mujeres guanajuatenses manifiestan sentirse inseguras en el transporte y los espacios públicos y concuerda con un estudio de la Universidad Iberoamericana León, realizado en Los Castillos, en el año 2017, donde se revela que las mujeres viven altos índices de temor en la parada del camión, en el camino de la escuela a la casa, de la parada del transporte público al hogar y en la calle donde viven.
Y en cuanto a la forma extrema de violencia de género que son los feminicidios las cifras para Guanajuato son inexactas pues no todos los homicidios de mujeres se investigan con perspectiva de género. En enero de este año se registraron 53 mujeres víctimas de homicidio doloso contra 24 casos ocurridos en el mismo mes del 2019. De estos 53 sólo cuatro son investigados por la Fiscalía guanajuatense bajo el protocolo de feminicidio. El año pasado se cometieron 322 homicidios de mujeres y se reportaron “sólo” 18 feminicidios.
Como se observa, motivos nos sobran para que todos los días sean 8 de marzo, y el 9 de marzo, como decía Martí, el tábano que golpee las consciencias y nos lleve a una reestructuración profunda de la forma cómo respondemos ante el mortal enfoque de la estructura patriarcal. Aunque el papel protagónico lo llevamos las mujeres con justa razón, en esta tarea no hay ausentes: sociedad civil, los tres poderes y los tres niveles de gobierno; entendamos, el mayor obstáculo de nuestro derecho a tener a derechos es la violencia producto del orden machista y patriarcal, que de pronto se intenta naturalizar y normalizar, pero no lo han logrado, ni lo lograrán.
Vamos por nuestra patria feminista que tanto nos merecemos.
¡¡¡A marchar y parar que el patriarcado se va acabar!!!
#ElNueveNadieSeMueve