Nos damos cuenta que en el fondo hay una lección en lo que está pasando; una lección a la humanidad acerca de nuestra fragilidad, de lo divididos que estamos y del poco control que tenemos sobre las cosas.

Lo que más exhibe la pandemia, es que el problema no se puede resolver con dinero, con poder, fama, likes o seguidores, en nuestra estupidez le damos mucho valor a estas cosas sin darnos cuenta que son intrascendentes para la existencia. La economía dejó de ser importante, que los niños se ausenten de la escuela tampoco es relevante, como tampoco lo es dejar de ir al trabajo. Es cierto que hay afectación, que la economía se desacelera o colapsa, pero nada de esto importa al contrastarlo con la opción de enfermar o morir. Hoy la vida se complicó, tener a los niños en casa y estar obligados a salir al trabajo es terrible, como es estresante tener que lavarnos las manos continuamente, no acercarnos a las personas y cuidarnos de no tocar a nuestros seres queridos por temor a infectarlos& Sobra decir lo intrascendente que acaba siendo ir al centro comercial, a la plaza o al cine. ¡Todo deja de tener valor cuando lo reduces a vivir o morir!, en este sentido, aplaudimos la lección que la naturaleza nos da por conducto del coronavirus.

El egoísmo, el individualismo y la desigualdad están acabando con la sociedad humana, no vemos que algo logre que nos demos cuenta de la forma inhumana, desinteresada y cruel con la que nos tratamos y maltratamos al planeta. Hoy sigue imperando la ley de la selva, sin embargo, nos comportamos peor que animales, ellos viven en concordancia con la naturaleza y cuidan el entorno aportando al cuidado del medio ambiente, sin depredar recursos naturales y sin acumular riqueza a costa del sufrimiento de sus semejantes, ¡nosotros no!; hoy vivimos bajo las premisas de que solo importamos nosotros y de que estamos separados, sin darnos cuenta que nuestra existencia es simbiótica; por ello es imperativo comprender que la circunstancia del otro eventualmente me afectará.

Una crisis como la que hoy vivimos, nos da la oportunidad de despertar y elevar nuestro nivel de consciencia, puede hacer que las personas reflexionemos por lo menos un poco sobre lo que somos, nuestra forma de vivir y nuestra forma de convivir. La pandemia nos iguala, las clases sociales y económicas desparecen, la desigualdad se reduce a cero, para efectos de la vida y de sobrevivir todos somos iguales, cualquier cosa que “creemos” que nos diferencia es artificial, fatua, insignificante y falsa, y cuando estas diferencias, hoy todavía existentes, desaparecen, solo nos quedamos con lo real, lo verdadero: nuestra humanidad frágil y desnuda.

Suponemos que algo podemos aprender de ello, que la pandemia debería cambiar la visión que tenemos de la vida y la forma de ver y tratar a nuestros semejantes. Esperamos que esta crisis global sea para bien y nos sensibilice para hacernos más humanos, más compasivos, más solidarios y nos ayude a ver con claridad que todos estamos conectados, que todos respiramos el mismo aire y que todos dependemos del mismo recurso, de la tierra. En un planeta redondo con recursos finitos, una sociedad global sobrepoblada que promueve el consumo al infinito generando desigualdad y escasez, no tiene viabilidad; nos espera el colapso mundial si continuamos comportándonos como lo estamos haciendo. La alternativa, es despertar y volvernos conscientes, cambiar nuestro egoísmo por la compasión y corregir el rumbo de inmediato.

Si esta pandemia sucedió de forma espontánea o ha sido generada, así como si es peligrosa o no tanto, es irrelevante; el problema es cómo reaccionamos ante esta realidad. Mientras los seres humanos continuemos dándole más importancia a las cosas que a las personas, nuestra especie seguirá luchando por “tener más” en lugar de unirnos para “vivir mejor y tener bienestar”.  La realidad es que el problema somos los seres humanos, la situación actual es sólo un síntoma más, como los ha habido en el pasado y como los seguirá habiendo en el futuro.

Gracias coronavirus por llevarnos a la reflexión, por la enseñanza y por sensibilizarnos. Hoy es tiempo de reflexión, de cambio, de actuar y de amar& ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión

Escritores y soñadores

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