Los vendedores de cohetes lograron burlar a las autoridades.
La venta de pirotecnia, que antes se realizaba en los mercados, este fin de año se mudó a viviendas y a locales de colonias populares.
Los operativos emprendidos por las autoridades municipales obligaron a los comerciantes de cohetes a buscar alternativas para seguir en el negocio.
AM constató que la venta de pirotecnia en los mercados prácticamente desapareció, pero floreció en viviendas y en comercios de los que pocas personas podrían sospechar.
Por ejemplo, en una estética de la colonia León II, en una tienda de artículos religiosos de El Coecillo y en una juguetería de Chapalita se venden en forma clandestina todo tipo de productos de pólvora, desde cebollitas y chifladores hasta explosivos de más potencia, como petardos, ‘bazucas’ y los llamados ‘cañones’.
La venta de estos productos se realiza sin restricciones: los adquieren tanto niños como adultos.
En Chapalita
Tan sólo en la avenida San Juan, dentro de la colonia Chapalita, dos locales comerciales esconden tras una juguetería y una tiendita su verdadero negocio: la venta de cohetes.
En la cochera de un domicilio que sirve como local se realiza en forma encubierta la venta de una amplia variedad de explosivos.
Los cohetes no están a la vista. Para adquirirlos hay que preguntar directo al dueño del local. Si el comprador es un vecino o un conocido, lo lleva al interior de la casa para que escoja la mercancía. Si el interesado es un extraño, el propietario niega la venta.
Los compradores traspasan unas cortinas que dividen el local de la vivienda.
Una puerta pequeña lleva hasta una sala donde se muestra la variedad de productos de pólvora que se pueden comprar, con precios que van de los 8 a los 110 pesos.
Una mesa repleta de bolsas de cebollitas, cajas de barrenos, tronadores, bombas y una línea de ‘metralletas’ de juguete se muestran al comprador.
En el mueble no queda ni un espacio libre.
En la compra no se fija una cantidad mínima. Sólo se atiende a personas conocidas o que acuden recomendadas por algún cliente anterior.
El precio por una bolsa con 92 cebollitas es de 20 pesos, los cerillos de luces 15 pesos con 80 unidades, los cohetes de 8 pesos por uno, hasta los 15 pesos por 6 chifladores de un tamaño aproximado a 30 centímetros.
Sobre la mesa había más de 100 bolsas de 92 cebollitas cada una, alrededor de 30 bolsas de 8 bombas de humo, unos 30 paquetes de ‘metralletas’ y decenas de paquetes de chifladores y cohetes.
Los barrenos tienen un costo de 5 y 10 pesos dependiendo su tamaño, vendiéndose sólo de uno por uno; un paquete de palomas de medio tamaño con 100, cuesta 60 pesos, el tamaño que le sigue con una paloma mayor a la palma de la mano de un adulto cuesta 110 pesos con 100 de ellas.
Lo más vendido entre los jóvenes son las “cebollitas” y “los chifladores” gracias a su bajo costo.
Las bombas de humo y los cohetes de gran tamaño son solicitados por aquellos que pasan de los 20 años.
También en León II
Las colonias alejadas, donde la vigilancia es más escasa, es donde los comerciantes de cohetes trabajan a sus anchas.
En una estética ubicada en la calle Manuel Rubio, de la colonia León II, se oculta la venta de pirotecnia.
En una mesa se ofrece un amplio surtido de pirotecnia, con precios desde un peso la pieza.
En una cartulina se detallan los productos que se ofrecen y los precios.
Una menor de edad es la encargada de vender los barrenos, cebollitas, chifladores, tronadores, bombas y cazuelitas.
Los explosivos están separados por colores y precios en recipientes de plástico transparentes, como si fueran dulces.
En El Coecillo
En la calle San Cayetano, del barrio El Coecillo, hay un local dedicado a vender ropa para vestir las figuras del Niño Dios.
El comercio de artículos religiosos es sólo una fachada para ocultar el verdadero negocio: la venta de pirotecnia.
En el interior del local, tras cruzar un portón blanco, hay una mesa donde se muestra la variedad de cohetes que se pueden adquirir: huevos de pato, bombas de humo, palomas pequeñas, barrenos, ovni volador, pirinola luminosa, y explosivos de mayor elaboración de acuerdo a sus empaques.
Lo que sobresale dentro de todos los anteriores negocios de venta de pólvora, es una tipo bazuca que es usada para lanzar dos proyectiles.
Este producto se vende en 135 pesos por el lanzador y las piezas de fuegos artificiales.
Exigen permiso militar
La venta de pirotecnia está regulada a nivel nacional por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Para comercializar productos de pólvora, se requiere un permiso de la autoridad militar.
Sólo dicha autoridad puede autorizar la venta de explosivos.
Para otorgar el permiso, la Sedena debe hacer un análisis profundo de las instalaciones donde se almacenarán y comercializarán los productos de pólvora, así como el tipo y cantidad de mercancía, para evitar algún riesgo tanto para el vendedor como para los compradores.
La comercialización de pirotecnia está regulada por la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
Del artículo 41 al 45 de dicha ley se dan los pormenores del proceso y reglas que se tienen que acatar para vender productos a base de pólvora.
La venta de cohetes en viviendas está estrictamente prohibida, porque no cumplen con las características de seguridad para almacenaje y manejo de dichos productos de pólvora.
Debido a las estrictas condiciones de seguridad que exige la Sedena, son pocos los permisos que se otorgan para la comercialización de pirotecnia.
La autoridad municipal encargada de vigilar que no se comercialicen productos de pólvora en locales o viviendas es Protección Civil, quien durante diciembre decomisó 52 mil piezas de pirotecnia.
La función de esta dirección es corroborar que cada uno de los vendedores cuente con el permiso y ver que las condiciones de seguridad sean las adecuadas.
Protección Civil debe dar el visto bueno de las condiciones del lugar de venta, vigilando que no se corra ningún riesgo de accidentes.
¡Tengacuidado!
En las fiestas de fin de año,tome en cuenta lo siguiente:
Vigile que los niños no compren cohetes, ni que los guarden en los bolsillos del pantalón.
No encienda ni arroje fuegos artificiales en techos de viviendas, en lotes baldíos, en pasto seco o en la basura.
En fiestas populares no se acerque demasiado a la estructura de la quema de pirotecnia.
Denuncie a quienes lancen cohetes a su casa; el contacto con instalaciones de gas podría ser fatal.
Si sabe de la venta clandestina de cohetes cerca de su hogar, no dude en llamar a la Policía. La integridad de su familia está en juego.
Venta por mayoreo
Entre muñecas, monos de peluche, bebés de plástico, carriolas y coches de juguete se realiza la venta de pirotecnia, en un local comercial de Chapalita.
El vendedor guía al comprador al interior del local, donde los productos de pólvora se exhiben en una mesa.
Sobre un mantel de color naranja y montones de bolsas de cebollitas se pueden seleccionar, tronadores, chifladores, petardos, barrenos y hasta una ‘bomba’ con forma de cebolla que detona con gran fuerza.
La mesa es sólo el muestrario para lo que se resguarda en gran volumen en una bodega en la parte trasera del local, donde se distinguen cajas de plástico de gran tamaño con variedad de mercancía, en las que abundan las cebollitas y chifladores.
Desde las fiestas patrias se almacenan en ese sitio los artefactos de pólvora.
“Esos truenan, esos avientan humo”, dice el comerciante al describir las características de cada uno de los productos en venta. “Esos otros prenden, aquellos salen volando, los de allá te dejan sordo”.
Algunos de los artefactos vienen empaquetados con la referencia de un fabricante del Estado de México, pero la mayoría sólo se muestran en bolsas blancas transparentes sin ningún tipo de etiqueta.
Una vez seleccionada la mercancía y haberla pagado, es colocada en una bolsa color negra.
Antes de que el comprador salga del local, el vendedor recomienda: “Échala en tu mochila”.
La venta se realiza a escondidas.
‘El Hulk’, un cohete de alto riesgo
Inspectores de Protección Civil detectaron a comerciantes ambulantes que venden productos de alta explosividad, como el llamado ‘Hulk’.
A través de un comunicado, la dependencia informó que se detectó el explosivo Hulk, así como barrenos y palomas grandes, en visitas de inspección que han realizado en tianguis de las colonias San Juan Bosco y León I.
El llamado cohete Hulk es un tubo de metal relleno con pólvora y distintos artefactos, como canicas y metales.
Cuando el cohete explota, las canicas pueden golpear con tal fuerza a una persona, que le ocasionan lesiones graves.
En explosiones ocurridas en el norte del País, se han dado casos de menores que han requerido cirugías reconstructivas, porque los metales que salen disparados se han incrustado en sus rostros.
Otro cohete de alta peligrosidad es el llamado “Grito de Satanás”, que tiene un efecto similar a una granada, porque emite una onda expansiva.
Este producto también ha sido decomisado en León. En septiembre, elementos de Protección Civil hicieron una demostración de su efecto destructor.
‘La vaca’, ‘Garra de Tigre’, ‘R-15’ y ‘cara de diablo’ son los nombres de otros cohetes prohibidos.
Los daños que pueden ocasionar incluyen amputaciones totales o parciales de manos o extremidades, además de quemaduras y en el caso de niños pequeños la muerte.
En lo que va de esta Administración suman casi un millón de piezas de pólvora las que Protección Civil ha asegurado.
El mayor decomiso fue en 2012 en la colonia La Joya, donde se encontraron en una vivienda 862 mil piezas de pirotecnia.
Los meses de mayor venta de cohetes son septiembre -para las fiestas patrias- y diciembre, sobre todo en los festejos de Año Nuevo.
En septiembre de 2013 fueron más de 16 mil piezas aseguradas y en diciembre sumaron otras 52 mil.