El prólogo para los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán el próximo 7 de febrero en Rusia, en Sochi, se tiñe de negro.
Ayer, un segundo ataque terrorista en menos de 24 horas sacudió Volgogrado, ciudad en la que el domingo otro atentado suicida provocó una explosión en la importante estación ferroviaria. Más de 30 muertos (14 ayer y 17 el domingo) y al menos un centenar de heridos (unos 50 aún hospitalizados, parte de ellos, muy graves) es el balance de dos días que han sembrado una enorme preocupación.
El presidente ruso, Vladimir Putin, para quien la cita olímpica es una prioridad nacional, ha ordenado reforzar las medidas de seguridad en toda Rusia y ha enviado al jefe de los servicios secretos internos, Alexandr Bórtnikov, a Volgogrado para que dirija las investigaciones sobre el terreno.
El atentado de ayer fue perpetrado también por un terrorista suicida, en un trolebús a la hora punta de la mañana.
Los terroristas eligieron un vehículo repleto de una ruta donde hay varias empresas, establecimientos de enseñanza, un mercado y el hospital donde fueron llevados los heridos del domingo.
El techo del trolebús fue levantado por la onda explosiva y, en la carcasa que quedó, se podía ver una especie de cúpula que se había formado en la mitad del vehículo. Fue esto lo que hizo en un primer momento pensar a los expertos que la bomba, equivalente a unos cuatro de kilos de TNT, había sido colocada con anterioridad por los terroristas.
Sin embargo, el portavoz del Comité de Investigaciones de Rusia, Vladímir Markin, informó más tarde de que el artefacto explosivo había sido detonado por un suicida.
“Fragmentos de los restos de su cuerpo han sido enviados a un laboratorio para hacer los análisis genéticos pertinentes que permitan establecer la identidad” del terrorista, declaró Markin. Como la metralla de la bomba del domingo y de la del lunes son idénticas, agregó, se supone que ambos atentados fueron del mismo grupo.
El cuadro del ataque del domingo ha variado también, según los últimos datos disponibles. Aunque en un primer momento se informó de que la bomba en la estación ferroviaria había sido detonada por una mujer, Oksana Aslánova -considerada como una viuda negra por haber sido esposa de combatientes muertos en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad-, el examen meticuloso de las grabaciones de video mostró que en realidad el artefacto explotó en la mochila de un hombre de aspecto eslavo.
Los ataques en Volgogrado se producen cuando faltan menos de 40 días para el comienzo de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, acontecimiento que el Kremlin considera muy importante para la imagen de Rusia y para el que han hecho multimillonarias inversiones.
Azota ola terrorista a Rusia, otro atentado mata a 14
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