El cuerpo es un milagro viviente con una estructura maravillosa, sutil, pura y compleja. Su diseño original y matriz cósmica se creó para manifestar perfección y salud a cada momento. Ese es nuestro verdadero estado.

Lo único que es capaz de transformar esa estructura divina es la combinación del pensamiento, sentimiento y emoción que es, así mismo, poderoso y el pilar responsable de la creación de todo aquello que conocemos como realidad.

Ahora bien, si somos capaces de crear nuestra realidad, al ser DIOSES EN POTENCIA, también somos capaces de transformar la estructura de nuestro cuerpo a través de lo que creemos.

DE NIÑOS NOS PREDISPONEN A ENFERMARNOS

La inercia o condicionamiento por el cual, en algún momento, materializamos las enfermedades se da cuando somos niños. Poco a poco, nuestros padres, familiares y personas que nos rodean se encargan de transmitirnos creencias en torno “a la fragilidad e imperfección” de nuestro cuerpo.

Nos dijeron que no nos mojáramos ni camináramos descalzos, pues, nos daría un resfriado. Que no jugáramos con tierra pues nos daría una infección y así, poco a poco, fuimos integrando a nuestro sistema de creencias el profundo temor a la enfermedad y, la conciencia de que no tenemos control sobre la vida y el cuerpo, tomando forma y fuerza en nuestra mente.

Son creencias y temores heredados de generación en generación. Hoy tenemos el poder de frenar y transformarlas, pues, TODA ENFERMEDAD del cuerpo tiene su raíz en un NIÑO INTERIOR PROFUNDAMENTE HERIDO cuyos deseos y sueños se vieron truncados a causa de la presión del mundo exterior.

Sanemos ese niño interno. De pequeño me educaron con temor al frío. Me decían “tápate, te vas a enfermar porque está frío”, por arte de magia me enfermaba, y más en estas épocas invernales. Trascendí ese condicionamiento y hoy hasta diario me baño con agua fría. ¡La disfruto tremendamente!

EL DÍA EN QUE DECIDIMOS NO VACUNAR A SANTIAGO

Cuando nació Santiago, mi hijo, nos enfrentamos a un dilema social, familiar y hasta gubernamental: no vacunarlo. Así fue, no lo vacunamos, como padres le dimos esa libertad de sentir y experimentar la lluvia, el frio, la tierra y todo aquello que él tiene curiosidad.

Hemos fortalecido su sistema inmunológico, con conciencia, a través de la confianza, el amor y la inspiración, virtudes que han resultado las más efectivas vacunas. Sorprendentemente, Santy a sus casi siete años de edad es un niño sano, feliz y desmadroso.

Si bien, se ha enfermado y ha requerido atención médica, el pilar que tratamos de inculcarle es: “escucha lo que te dice tu cuerpo”. Este hábito lo hemos olvidado, pues, cada padecimiento es algo que nos quiere decirte el cuerpo. Por el contrario, optamos por escuchar opiniones externas.

EL NEGOCIO DE LA SALUD

Cuando prendo la televisión (debo confesar que lleva más de seis meses apagado) me sorprende ver el cumulo de comerciales farmacéuticos que arraigan la creencia que “el cuerpo es una forma de vida independiente a nuestra voluntad y que necesitamos de medicamentos o productos para estar sanos”.

Si lo crees lo creas. Esto viene a cuenta, pues, como lo he compartido en otros escritos, nuestra realidad se crea a través de lo que vemos, oímos, pensamos, sentimos y nos emociona. Con imágenes televisivas, se refuerzan esas viejas creencias y el temor a enfermar. Eso es lo que le trasmites a tu células.

UN EJERCICIO PARA REFORZAR TU SISTEMA INMUNOLÓGICO Y/O SANAR

Si te sientes mal física, mental o emocional, date una pausa y has este pequeño ejercicio:

1. Recuéstate o ponte en un lugar donde te sientas cómodo.
2. Cierra los ojos, comienza a respirar lenta y profundamente unas 10 veces.
3. Una vez relajado, lleva tu atención (mente) a esa parte de tu cuerpo que está en malestar, dile tres veces: “aquí estoy, ¿qué es lo que necesitas o me quieres decir?”
4. Medita o reflexiona (algo te llegará, el sentimiento es la brújula).
5. Vuelve a enfocar tu atención a esa parte de tu cuerpo. Recuérdale lo mucho que las amas, su perfección y agradécele por todo lo que hace por ti.

Es maravilloso recordar que tú eres la divinidad encarnada.

ACLARACIÓN: De ninguna forma busco que prescindas de las vacunas, medicamentos o tratamientos médicos. Si aún sientes que son necesarios en tu experiencia, adelante.

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