El clima fue el tema de conversación desde que la NFL otorgó la sede del Super Bowl a Nueva York. Mucha tinta y horas de aire en radio y televisión de gastaron hablando de eso.
El día del juego, aficionados jubilosos vestidos con los colores de sus equipos, llegaron como una oleada al MetLife Stadium para un Super Bowl que se desarrolló bajo condiciones meteorológicas inusitadamente benévolas.
La mayoría de los aficionados se mostró de buen humor pese a las largas filas y los estrictos procedimientos de seguridad por los que tuvieron que pasar.
Se estima que unos 27 mil personas saturaron el sistema de trenes de Nueva Jersey para las 4:30 de la tarde, una hora antes del partido. Esa cifra de usuarios fue un récord del sistema de transporte.
  Las condiciones meteorológicas ayudaron, con temperaturas cercanas a los 10 centígrados antes del encuentro. Así, se mitigó una de las principales preocupaciones en el primer Super Bowl de la historia que se disputa en una ciudad con invierno crudo y en un estadio sin techo.

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