El ex guerrillero Salvador Sánchez Cerén, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se perfila como el próximo presidente de El Salvador.
Al candidato oficialista le faltaba anoche menos 1% de los votos para ganar la contienda de forma definitiva. Con el 69% de las actas escrutadas, Sánchez tenía 49.01% de los sufragios; Norman Quijano, de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), 38.91%, y Elías Antonio Saca, del Movimiento Unidad, 11.40%.
Para ganar en primera vuelta, Sánchez, de 69 años, necesita el 50% de los votos más uno.
De no definirse el resultado en esta jornada, El Salvador celebrará una segunda vuelta electoral el próximo 9 de marzo.
Analistas prevén que el ex presidente Saca apoye al FMLN en un segundo round.
De ganar, Sánchez será el primer guerrillero elegido mediante el voto popular en El Salvador y el tercero en América Latina detrás del presidente de Uruguay, José Mujica, y de la de Brasil, Dilma Rousseff.
El actual vicepresidente fue uno de los comandantes de la guerrilla del FMLN en la cruenta guerra civil que duró 12 años y concluyó en 1992 con un saldo de unos 75 mil muertos.
El “comandante Leonel González”, su nombre de guerra, fue también uno de los firmantes de los acuerdos de paz de 1992.
Sánchez ha prometido profundizar los programas sociales del mandatario Mauricio Funes, como el reparto de útiles y uniformes escolares así como garantizar un vaso de leche diario a cada niño en edad escolar.
El programa escolar tuvo gran impacto en un País donde la pobreza alcanza casi al 30% de la población y la falta de empleos es crónica por la baja inversión.
Quijano, en tanto, ha confesado su admiración por el fundador de su partido, Roberto D’Aubuisson, quien fue acusado de ser el organizador de escuadrones de la muerte culpables de masacres durante la guerra civil.
Este odontólogo de 67 años propone un País libre de maras aplicando mano dura.
Al respecto, Sánchez impulsa programas de reinserción social a cambio de que los maras dejen la vida criminal.
Al futuro Mandatario, quien asumirá el 1º de junio, le espera el desafío de lidiar con las pandillas, que pese a que mantienen desde marzo de 2012 una tregua que redujo los homicidios de 14 a 6.8 por día, extorsionan y controlan barrios enteros.

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