El pasado miércoles 22 de enero autoridades de la Fuerza Única Metropolitana encontraron un invernadero de marihuana habilitado en una residencia en plena colonia Chapalita en Zapopan. Por las condiciones del inmueble al parecer el cultivo de la droga se daba hacía meses; y recién el martes pasado se descubrió un laboratorio de droga sintética en Ixtlahuacan de los Membrillos, acondicionado cómodamente dentro de una casa y el cual operó por alrededor de un año sin ser detectado. Ahí, uniformados aseguraron cinco kilos de crystal y detuvieron a una persona, una mujer que presuntamente elaboraba el producto.
Estos casos dan cuenta de que los grupos criminales han optado también por la producción de drogas en zonas que suponen mayor riesgo por la mayor vigilancia de las fuerzas policiales y por los ojos ciudadanos que observan sus movimientos.
Fernando Espinoza de los Monteros, académico especialista en temas de seguridad de la Universidad de Guadalajara (UdeG), aseveró que pese a los aparentes inconvenientes hay ventajas para que los criminales operen en las urbes: “Poder actuar ya dentro de una ciudad o en la periferia de la zona metropolitana pues es mucho mejor porque finalmente los insumos llegan más rápido, el producto se termina y no solamente, el producto se empaca para otros puntos que también se distribuyen en la propia ciudad”.
Entre 2007 y 2012 autoridades detectaron 147 narcolaboratorios en Jalisco, de los que uno de los golpes más relevantes ocurrió el 7 de febrero de 2012 en Tlajomulco, cuando se aseguraron alrededor de 15 toneladas de drogas sintéticas valuadas en 58 mil millones de pesos, según datos oficiales.
Sin embargo, el año pasado las cifras se redujeron drásticamente pues la Procuraduría General de la República (PGR) registró ocho averiguaciones previas por laboratorios encontrados en distintos municipios: Tlajomulco, Autlán, Yahualica, San Miguel el Alto, Tonayan, Jilotlán, Cuquío y Tomatlán, precisó el vocero de la dependencia, Ulises Enríquez.
Esto no significa que no los haya, aseveró el investigador, pues en sus estimaciones hay alrededor de siete puntos de fabricación de droga por cada sitio descubierto.

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