Nunca falta algún acontecimiento musical que concite la atención de un público nacional e internacional. La semana pasada, Bruno Mars estableció un récord de audiencia cuando 115 millones de personas presenciaron su actuación durante el Super Bowl. Hace unos pocos meses, todos elogiaban el álbum sorpresivo de Beyoncé y todavía se habla del “Momento de Miley” en los premios de MTV a los videos musicales.
Sin embargo, ¿hay momentos que puedan suscitar una revolución musical? ¿O una alteración radical en el ámbito de la música popular? ¿O acaso un instante que llame la atención de los historiadores? Aun infrecuente, eso es lo que hace tan notable el quincuagésimo aniversario del comienzo de la Beatlemanía, como también sumamente improbable que se repita.
“La prensa se ha fragmentado mucho; hoy hay 50 elementos para tener en cuenta en el plan de comercialización de un artista”, observó Andy Schuon, presidente de Revolt TV y exejecutivo de MTV. “La capacidad de encender esa chispa y convertirla en una hoguera tal como podía el ‘The Ed Sullivan Show’ ya no existe más”.
El domingo se cumple el quincuagésimo aniversario de la actuación de los Beatles en el programa de Sullivan, su primera presentación en Estados Unidos. Nielsen dijo que el 45% de todos los televisores en ese momento estaban presenciando el programa.
Los Beatles desencadenaron un tsunami en Estados Unidos. Fue una explosión ultrasónica que congregó talento, oportunidad y suerte.
“Este fue un cambio sísmico en la cultura estadounidense y dio a los adolescentes no solamente una voz sino un modo de ser, un modo de pensar sin precedente”, dijo Bob Spitz, biógrafo de los Beatles.
“Antes de la llegada de los Beatles aquí, los adolescentes eran un apéndice en la familia. Después, el adolescente se convirtió en una de las fuerzas dominantes en la familia. Pasó a ser una fuerza comercializable que no había ocurrido con Elvis”.
Ken Ehrlich, el productor de los Premios Grammy que produjo el programa televisivo especial de este domingo, “The Night That Changed America: A Grammy Salute to The Beatles” en CBS, recuerda vívidamente la electricidad que produjo la presentación del cuarteto mientras él se había reunido con amigos en una pensión en Athens, Ohio, cerca de la Universidad de Ohio, para presenciar el programa.
“Todos lo estábamos esperando”, recordó. “La gente no los había visto. No había videograbadores. No había nada. Si no los veías en uno de los tres canales de televisión, no podías verlos”.
La generación de posguerra —adolescentes que tenían 13 o 14 años— estaban predispuestos para el momento: el medio relativamente nuevo de la televisión, la creciente cultura de los medios en Estados Unidos y la afluencia de esa época que permitía a millones de adolescentes pegarse frente a la pantalla chica en blanco y negro.
“Familias enteras querían ver qué sucedía debido a que la llegada de los Beatles fue espectacular, distinta a todo lo que habíamos experimentado antes”, dijo Spitz. “Los chicos querían verlo porque deseaban ser como los Beatles y los padres porque querían saber con qué se enfrentaban. Realmente fue algo así como una fascinación enfermiza”.
Era una oportunidad única. Millones de jovencitos y el igualmente joven medio de la TV experimentaban un rito de iniciación. Los dos se hallaron como aliados. Se combinaron para crear un momento singular y poderoso que sencillamente no podría ser recreado en nuestra época de hipermedios.
Por ejemplo, todos los grandes artistas populares del mundo —incluso Paul McCartney y Ringo Starr — se presentaron el mes pasado en los Premios Grammy. Más de 28 millones de personas —una buena cantidad en la televisión moderna— vieron el programa, pero esa cifra empalidece ante aquella jornada única del 9 de febrero de 1964 cuando por lo menos 73 millones de espectadores lo sintonizaron.
“En este momento, Paul y yo somos las dos únicas personas que sabemos cómo fue esa experiencia y fue increíble. Increíble”, afirmó Starr. “Los Beatles son los Beatles, seamos sinceros. No había una banda mejor y realmente no creo que la haya hoy”.