Eulalio López “El Zotoluco” es una destacada figura del toreo que hace tres años creó una fundación para niños invidentes para devolver algo de lo que ha logrado en los ruedos del mundo taurino.
“Con el corazón, vamos a lograr muchas cosas que tal vez muchos ojos no puedan ver, pero nosotros a ellos sí”, dijo el diestro en su habitación del hotel, antes de vestirse de luces para actuar en la primera corrida de la Feria de León, el pasado 18 de enero.
Reveló que durante cinco años hizo gestiones ante las autoridades federales para que le autorizaran la creación de la Fundación Zotoluco A. C, que se localiza en Atizapán de Zaragoza, Estado de México.
“El Zotoluco” nació el 12 de enero de 1968 en Azcapotzalco, Ciudad de México, y proviene de una familia de toreo.
¿Cómo nació la idea de la fundación?
“La idea viene de parte de mi mujer, Leticia Martínez Medina, con la que llevo 17 años de casado, y de conocerla 27 años, desde que soy matador de toros y que me ha dado dos maravillosos hijos: Álvaro, de 15 años, y José María, de 10.
La vida de un torero fuera del ruedo no es fácil, porque aparte de la profesión, tienen que dejar por largo tiempo a la familia y eso te hace pasar momentos difíciles en el matrimonio.
¿Qué te ha dado el toreo?
“Me ha dado mucho. De lo que menos puedo hablar es de lo económico. Somos ricos en cuanto a amistades, a experiencias, valores y crecimiento moral e intelectual, fama, y todo eso me lo ha dado el toro.
Me siento un privilegiado de Dios porque me ha dado más de lo que yo me esperaba. Por ello, el crear esta fundación es devolver algo de lo que he ganado, junto con mi esposa, que es licenciada en Pedagogía, cuya tesis la hizo en una escuela para niños ciegos que está en Coyoacán y se le quedó muy marcado”.
¿Qué te movió a ayudar a pequeños invidentes?
“Cuando toreo en la Plaza México, siempre voy a la Villa a orar ante la Virgen de Guadalupe. En una ocasión, estaba rezando y atrás de mí se acercó una madre con un pequeñito en brazos y con la vista en blanco. Eso me impactó, es algo doloroso y terminé pidiéndole a la Virgen por esa madre y por su bebé”.
¿Cómo comenzó la fundación?
“Mi esposa me insistió en devolver algo de lo que Dios nos ha dado en la vida, ayudando a los que menos tienen. Le pusimos a la fundación Zotoluco para sacar provecho positivo de mi fama mundial.
No fue sencillo. Durante dos años tuvimos que pasar por mil requisitos, pero el proyecto estaba desde hace cinco años. Desgraciadamente, en México el crear una fundación se presta para muchas cosas de lucro. Hubo muchas trabas, pero al final Hacienda dio la autorización, gracias al trabajo, a la honestidad y el sacrificio que he hecho a lo largo de mi carrera en los ruedos”.
¿Dónde están las instalaciones?
“En una finca que yo compré que fue mi principal aportación a la fundación. En el País, es la única que se dedica para dar atención a infantes.
¿Cuántos niños invidentes tienen?
“Iniciamos hace tres años con una niña y el 2013 lo cerramos con 25 pequeños. Nos hemos dado cuenta que los niños que vienen de familias humildes, lamentablemente los tienen aislados. No hay una cultura y educación para saberlos tratar y los materiales pedagógicos son muy costosos. Por ello, nuestra fundación ha tenido mucho éxito, porque no se les cobra un centavo.
¿Cuál es el objetivo de la fundación?
“Es incorporarlos a la sociedad. El que sean parte de la sociedad, que sean personas independientes. A la fundación llegan pequeños que no saben ni agarrar una cuchara, no saben comer y ahí inicia la enseñanza”.
¿Qué talleres hay en la fundación?
“Se cuenta con un taller de motricidad para ejercitarlos, pues aparte de tener el problema de la falta de vista, tienen los músculos obstruidos.
Está el taller de manualidades o de artes plásticas, donde aprenden a apreciar los colores a base de línea o figuras y utilizando el tacto.
Está el taller de cocina, donde niños de 1 a 14 años, que es el límite, aprenden a alimentarse bien.
Está el taller de escritura Braille, que es donde aprenden a leer, escribir y comunicarse con el mundo.
Otro taller importante es el de música, donde los pequeños aprenden a tocar instrumentos musicales y hay niños invidentes que tocan increíble y sorprendentemente.
El taller más importante, y es el que más cuesta, es el de la computación, que lo hacen a base del tacto y del sonido. En las teclas tienen el sistema Braille, y lo que escriben lo escuchan.
¿Qué se busca conseguir con todos los talleres?
“Que los niños sepan leer y escribir en el sistema Braille, y que aprendiendo computación puedan conseguir un empleo y sean independientes. Lo que queremos es prepararlos para que se integren a la sociedad. Hay muchas empresas que les brindan empleo”.
¿Qué se requiere para ingresar a la fundación?
“Nada económicamente, simplemente ponerse en contacto con la página de internet, que es wwwfundacionzotoluco.org.mx. y el teléfono es el 01 55 53708419. Se aceptan pequeños de todo el País.
Lo único que pedimos es que los niños tengan continuidad, pues tienen que llevarlos todos los días a clases”.
¿Cuál es el costo de la fundación?
“Es muy alto. Hay que pagar sueldos a maestros, a pesar de que se tienen apoyos de otras fundaciones, pero no alcanza, a pesar de que muchos amigos me apoyan con depósitos hasta de 100 pesos y en especie, como alimentos, sillas, computadores, juguetes, cobijas, etc.”.
¿Cómo apoya el libro “La apuesta de un sueño”, de la vida biográfica de ‘El Zotoluco’, a la fundación?
“La Fundación Marrón-Cajiga, que fue la que editó el libro sobre mis mil corridas y la historia de mi vida, acordó que todo lo que se recabe de la venta del libro, que tiene un costo de 300 pesos, va directo a la fundación para niños invidentes.
Ya lo presenté en España y ahora lo promuevo en todo México, en Peñas Taurinas, donde doy una conferencia de mi vida y vendo el libro; es doble motivo”.
¿Qué ha sido lo más difícil de tu larga carrera taurina?
“El mantenerme como figura del toreo. Lo más difícil no es llegar, sino mantenerme. De mis 27 años de alternativa, llevó alrededor de 15 en un nivel importante.
He pasado por varias generaciones de toreros. Me ha tocado alternar con Eloy Cavazos, con El Capea, y ahora alterno con su hijo, con Fermín Espinosa, y ahora con su chaval. Hay muchos toreros nuevos que son figuras”.
¿Está cerca el retiro del Zotoluco?
“Mi retiro está cerca, pero los pocos años que me queden busco disfrutar, por ello he bajado el número de corridas que toreo al año, para dejar el paso a las nuevas generaciones y actuar en ferias importantes.
Busco mantenerme hasta el último día de mi retiro. No dejarme ganar la pelea. No me quedan muchos años, tal vez dos o tres, no lo sé. Tengo la obligación de seguirme arrimando, pero ahora disfrutándolo y no dejarme ganar la pelea de nadie, pues llegar a donde estoy me ha costado mucho trabajo.
He luchado toda mi vida para hacer acreedor a algo digno de una figura del toreo. Ya no tengo pensado torear en España. Mi ciclo está cerrado.