En un poderoso símbolo de la distensión deportiva internacional, el presidente ruso Vladimir Putin visitó el viernes la sede de la delegación estadounidense para charlar sobre los Juegos Olímpicos de Invierno y el próximo partido de hockey entre Rusia y Estados Unidos.
Y hasta tenía puesto en la solapa un broche rojo del equipo estadounidense por el día de San Valentín.
Putin estuvo una media hora en la sede estadounidense en el Parque Olímpico de Sochi, donde charló sentado en un sofá con Larry Probst, el presidente del Comité Olímpico norteamericano, y su director ejecutivo Scott Blackmun. Después hizo una visita a la sede canadiense, que está al lado.
“Putin fue muy amable”, declaró Blackmun a The Associated Press. “Lo que yo recordaría es que envía un fuerte mensaje de la importancia de los deportes para Rusia”.
El líder ruso parecía relajado, con una chaqueta oscura y una camisa azul sin corbata. Se tomó una copa de vino tinto mientras preguntaba a los estadounidenses sobre su experiencia en Sochi.
“De lo que más hablamos fue de nuestras impresiones sobre los juegos”, dijo Blackmun. “Tenía mucho interés en saber nuestra opinión sobre la infraestructura, los servicios… Lo felicitamos por las excelentes operaciones hasta el momento”.
La visita de Putin es un fuerte contraste con las frías relaciones políticas entre Washington y Moscú sobre temas como la situación en Ucrania, Siria, lo relacionado con el ex analista estadounidense Edward Snowden, los derechos de los homosexuales y los derechos humanos.
El presidente estadounidense Barack Obama no asistirá a los juegos. En lo que se ha considerado un desaire, en la delegación estadounidense no hay, por primera vez desde 2000, un presidente, un expresidente, un vicepresidente o una primera dama.
Pero la política mundial pasó a un segundo plano el viernes cuando Putin mostró su lado cálido en una visita que parecía tener por finalidad la reducción de las tensiones y suavizar su imagen, pero al mismo tiempo recordarle a todos que él es la fuerza central de estos juegos.
Putin se sentó con autoridades del equipo estadounidense en varios sofás en una terraza al aire libre en la sede de Estados Unidos, mientras atletas, familiares, patrocinadores y aficionados miraban con interés.
“Estaba verdaderamente interesado en si la estábamos pasando bien en los juegos”, dijo Blackmun.
La conversación tocó el juego de hockey de la ronda preliminar del sábado entre rusos y estadounidenses. El partido ha reanimado los recuerdos del “Milagro sobre el hielo”, cuando Estados Unidos derrotó a los soviéticos por la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1980 en Lake Placid, Estados Unidos.
“Es obvio que apoyaremos a los nuestros, pero sabemos que muchos de nuestros atletas juegan en la liga de hockey estadounidense”, dijo Putin a los norteamericanos, según agencias rusas de noticias. “Les aseguro que tenemos muchos aficionados que conocen y quieren a los jugadores estadounidenses”.

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