El agua negra inundará tus calles y avenidas. En esa noche y madrugada, verás casas, escuelas y hospitales bajo el agua y sentirás miedo, una sensación definitiva de que ya nada será igual en la ciudad y no sabrás qué tanto has perdido. Deberás dejar tu casa para ponerte a salvo, ese instinto que nunca te abandona.

Aquella esquina del recuerdo, la sombra de un árbol donde solías descansar una tarde soleada o esperar el transporte público, el trayecto cotidiano de un día como tantos otros, ese rincón con sus ruidos y voces, dejó de existir sumergido en agua residual.

Todo fue tan repentino, recordarás cada vez que te pregunten. Una fuerza que nadie esperaba, pero también dirás que hay responsables, que se pudo evitar, pues esta región, con sus milpas de maíz y alfalfa, durazno y granada, desde que tienes memoria recibe los residuos del Valle de México.

Hubo tiempo para evitar la tragedia, pero te dejaron solo.

El río se desbordó y el agua entró a tus viviendas, a la clínica donde provocó muertes por la falla en el suministro de energía eléctrica, dejó pérdida total en el centro de salud y en la jurisdicción sanitaria donde guardaban las vacunas contra COVID-19.

Caminarás entre el agua con los niños en brazos, diciendo ya, ya pasará, estará bien o esperarás en un segundo piso para que los soldados te rescaten al día siguiente o desde un helicóptero alguien baje para llevarte a otro lugar.

Contarás los latidos de tu corazón o simplemente no pensarás nada mientras la lancha se desliza por las calles de tu niñez, un deslizar constante que no acaba, tan solo una bolsa que estrujas y guarda tus pertenencias. 

Te esforzarás por reconocer domicilios y direcciones, comercios y locales, a la persona que más adelante, entre la inundación pide auxilio. Entonces buscarás sobrevivientes, forzarás puertas, repartirás comida y despensas entre los damnificados, pues la solidaridad siempre ha sido una característica de tu gente.

El agua entre los árboles, en los patios, destaca las azoteas y la parte superior de los camiones y tráilers, cubre totalmente los autos. Inicia el trabajo para salvar a más de 200 personas que quedaron atrapadas. 

Leerás los anuncios de las tiendas que apenas sobresalen del agua, te dejarás llevar en el trayecto líquido del bote que amenaza con hundirse, entre los postes de energía eléctrica que truenan y el alumbrado público se apaga.

En la noche más larga, harás hasta lo imposible para llevar un tanque de oxígeno que tu familiar con coronavirus necesita, un sabor amargo en la boca, puede que llegues a tiempo o tal vez no.

Del otro lado, alguien te espera. Un familiar, un albergue con cobija y alimento para el día siguiente recomenzar, pues, dirás con tal de consolarte, lo repetirás hasta el cansancio, lo material va y viene, siempre regresa, pero no la vida.

Al alejarse, el agua dejará una espesa capa de lodo en la ciudad y la marca en las paredes y bardas, fachadas y plazas comerciales, por donde antes estuvo estancada, hasta dos metros de altura o más.

Regresarás, siempre regresarás. Sacarás de tu casa sofás, sillas, colchones, estufas, trastes, refrigeradores, ropa, y, como tu vecino, los dejarás en medio de la calle hasta formar un enorme montón de escombros, tratarás de recuperar lo esencial. 

Remolcarás autos, usarás retroexcavadoras para retirar los residuos, descubrirás centros comerciales con sus artículos inservibles, tiendas de mascotas con perros que murieron encerrados en jaulas, un silencioso sufrimiento que llega en ecos.

Con palas, escobas, carretillas, agua y mucho cloro y esfuerzo, a lado de los soldados, limpiarás las escuelas, sacarás escritorios inservibles, tratarás de quitar el lodo de tus calles, sabiendo que eso podría enfermarte. 

Puede más tu coraje por recuperarte, ayudar al vecino entre las cifras del desastre. Incluso otros municipios como Ixmiquilpan o Tlahuelilpan están en una situación similar.

También vendrán aquellos que buscan beneficiarse con la desgracia, entregarán apoyos, posarán con cara de circunstancia. Habrá exhortos desde el Senado y la Cámara de Diputados, pedirán investigaciones, y después se irán, te dejarán solo. Así será y seguirá siendo.

ACLARACIÓN                                                
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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