Bienvenidos mis queridos lectores a un número más de esta su columna de confianza. Esta semana dio inicio la primera jornada de la fase de grupos de la Champions League, donde destacaron las participaciones del PSG y sus estrellas, el regreso del Milan a la justa europea, el Barcelona post Messi y el juego entre el Inter de Milan y Real Madrid.
Mauricio Pchettino decidió complacer al mundo del futbol al poner por primera vez en un once inicial a Messi, Neymar y Mbappé. El tridente llamado “MNM” generó expectativa máxima que rápidamente se vino abajo con el pasar de los minutos, principalmente y para sorpresa de muchos, los tres astros no fueron capaces de asociarse ni una sola vez en el campo, en gran parte por el buen juego de conjunto que desplegó el equipo belga.
Hablando de juego de conjunto, parece que el técnico argentino tendrá como objetivo prioritario formar un equipo balanceado, algo que se antoja difícil cuando tienes tres futbolistas que rara vez se preocupan por bajar a defender o hacer el apoyo en las coberturas; porque una cosa es contratar a las estrellas y otra muy diferente es encontrar la armonía para explotar su juego.
Por su parte, el Milan de Zlatan Ibrahimovic regreso a la máxima justa europea después de estar varios años por la calle de la amargura; aunque, para su desgracia, se enfrentaron al Liverpool de Jürgen Klopp, a quienes increíblemente les plantaron cara y no solo eso, estiraron el partido a tal punto que solo un golazo de Henderson significó la diferencia para darle la victoria al cuadro red con un marcador de 3-2.
El despliegue futbolístico del combinado rossonero sorprendió a más de un extraño, y todo parece indicar que venderán caro cada punto que dejen en un grupo complicado, donde aún les queda enfrentar al Atlético de Madrid y FC Porto.
Quien parece que dejará los puntos a precio de remate es el FC Barcelona, pues en su campo enfrentando al Bayern de Múnich se llevó tres goles del cuadro bávaro que no pisó nunca el acelerador para consumar la goleada; y si lo pisaba, quién sabe lo que hubiera sucedido.
A pesar de la debacle azulgrana yo veo cierta luz de esperanza en las jóvenes promesas que Ronald Koeman lanzó al campo de juego. El lateral zurdo Baldé, quien suplió a Jordi Alba tras su lesión, me dejó gratas sensaciones a la ofensiva por la pradera izquierda, aunque tendrá que pulir el no perder de vista su marca; por otra parte, el mediocentro ofensivo Pablo Martín Páez Gavira “Gavi” mostró a sus 17 años un temperamento firme, orgullo propio y también, propio de la edad, unas entradas que no tuvieron sentido alguno.
Por último, está el que para mí estaba marcado como el juego de la jornada, donde Inter y Real Madrid se verían las caras en el Giuseppe Meazza. A pesar de que los milanistas tendrían varias oportunidades en el primer tiempo producto de una presión constante al medio campo blanco, el marcador se sostuvo en ceros por las grandes intervenciones de Thibaut Courtois.
Para la segunda mitad ´Carleto´ Ancelotti dio entrada a Rodrygo y Eduardo Camavinga por encima de Eden Hazard, un mensaje claro para el extremo belga y un guiño a Florentino, demostrando que el técnico italiano les dará plena confianza a las jóvenes promesas merengues.
Con la entrada de los juveniles, el cuadro blanco cambió de cara, equilibrando la balanza y llevando el encuentro a un ritmo más pausado. Con todo y ello al Inter todavía le alcanzó para crear una oportunidad más que sería solventada de manera excelsa por el arquero belga, para que en la recta final del encuentro Camavinga diera un buen centro que Rodrygo mandaría al fondo de la red, dándole inmerecidamente el triunfo al Real Madrid.
Tras el partido creo que la lección es clara, el Madrid, por muy perdido y desconocido que se encuentre, no deja de ser un viejo lobo de mar, y a esos nunca se les olvida cómo ganar, y menos cuando de Champions se trata.
¡Hasta la próxima!
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.