12 de octubre. “Día de la Raza”. Así decía en esa fecha el periódico mural de mi primaria y probablemente todos los similares que hay en otras muchas escuelas. Ese día se dedicaba uno a escuchar de cómo Cristóbal Colón descubrió América y cómo es que los mexicanos debemos nuestro origen a la iniciativa del genovés por encontrar una nueva ruta hacia la Inda.

Al menos eso decían los libros y las letras atrás de las monografías (en Hidalgo les llaman láminas, según me han platicado mis contemporáneos hidalguenses) cuyas imágenes pegábamos con Pritt en el dichoso periódico. La más grande, Colón con su estandarte católico flanqueado por algunos personajes morenos en taparrabo que lo miraban cual aparición divina. Al fondo, los tres barcos cuyos nombres repite uno desde el kínder y que, según leí hace poco, resulta que ni carabelas eran, pero no me crean mucho porque de barcos no puedo saber menos. 

Así lo era al menos cuando cursaba la primaria, a finales de los 80, pero desde entonces las cosas han cambiado. Como dije, las carabelas, que siempre no eran carabelas; el descubrimiento, que siempre no fue descubrimiento, y la raza pues resulta que no es raza. ¡Caramba! Tanta pasadera y reprobadera de exámenes para que lo aprendido de Colón y sus huestes haya sido nomás pa” saber de quién hablan cuando discuten de si la estatua que quitaron en Reforma debe quedarse donde está o que mejor hagan llaves con ella.

¡Vaya! Que hasta la discusión cruzó el charco y el expresidente español José María Aznar respondió a nuestro presidente López Obrador que no va pedir disculpas porque lo único que puede sentir es orgullo de la historia española con sus claros y sus oscuros. Me sonó algo así como:  Pues así soy y háganle como quieran. Diplomacia de alto octanaje, pues. 

Lo anterior fue por la petición del tabasqueño de que la Madre Patria (según nos hacían poner en el mencionado periódico escolar) se disculpe por las vejaciones hechas a los pueblos indígenas. Supongo que estos tendrán como prioridad que se anden disculpando los mandatarios con sus ancestros; cosa útil les ha de ser.

Mientras sigo pensando en eso que nos decían en los 80 que era la raza y que ahora ya no es raza porque otro gobierno viene a decirnos lo que hoy sí es raza. Entre tanta pensadera percibo que a los gobiernos les interesa mucho explicarnos quiénes somos y quiénes no a partir de señalar rasgos comunes a una nación. Nacionalismo, que le llaman. Y según aprendí en clases de Historia (ya no de primaria con periódicos murales), eso no es nada bueno.

ACLARACIÓN                                            
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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