Tarde, pero ¿seguro? Luego de haber mencionado que en 15 días visitaría Tula tras las inundaciones por el desbordamiento del río entre la noche del 6 y la madrugada del 7 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador llegó por fin al municipio varias semanas después, motivado principalmente por su interés en el proyecto energético que contempla la refinería, pero aprovechando el viaje hizo el favor de tratar también el asunto de las miles de personas damnificadas.
Como era de esperarse, la caravana presidencial fue recibida por habitantes inconformes de municipios como Tula e Ixmiquilpan, que interrumpieron el paso del mandatario con reclamos en pancartas: “Los tulenses no somos ciudadanos de segunda clase”.
La queja es que autoridades federales, a través de la Delegación de Programas para el Bienestar, entregaron 10 mil pesos a personas afectadas por la tragedia de septiembre en la que muchas de ellas perdieron todo su patrimonio, tanto en viviendas como en negocios. Reprocharon que dicha cantidad no alcanza para reponer ni la mitad de lo perdido, pues bastará, si acaso, para dos, quizá tres electrodomésticos menores, si es que no requieren el dinero para rubros más urgentes como alimentación y vestido.
Aunado a ello, alcaldes de municipios como Tezontepec de Aldama y Tlahuelilpan, zonas que también sufrieron los estragos ocasionados por las crecientes en ríos, reprocharon a las autoridades de la 4T que “no todo es Tula”, pues parece que el interés mediático no llega hasta sus tierras y por eso los han relegado de la entrega de apoyos.
Mientras tanto, un López Obrador muy sonriente y muy a su estilo, desestimó las manifestaciones en su contra por la demora e ineficiencia en la respuesta gubernamental: son politiqueras y partidistas. Culpó al ambiente electoral ya efervescente en Hidalgo, ¡claro!, si el pueblo es incapaz de apuntarle con el dedo del reproche.
Con el fin de apaciguar las aguas Andrés Manuel comprometió 2 mil millones de pesos para atender los daños causados por la inundación en Tula y otros municipios. Dicho presupuesto incluye la edificación de una nueva clínica del IMSS en Tula, luego que se inundó la ya existente y donde fallecieron 16 personas.
Además, con mayor estridencia (hasta parece que le importa más) anunció una inversión de 60 mil millones de pesos para modernizar la refinería de Tula, pues como sus otras grandes obras sospechosamente con tufo neoliberal (tren y aeropuerto), su proyecto energético es indetenible.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.