Después de cenar, mientras están viendo una película y retomando la imagen de evitar juzgarse, llegamos a: No existen fórmulas mágicas en el tema de la maternidad, (aunque no caen mal nunca los tips entre mamás buena onda o las pláticas entre amigas que me desahogan y me orientan).
Hay ocasiones en que estoy platicando con mis bribones o están haciendo yo que sé y me pregunto ¿lo estaré haciendo bien?
No sé si todas las mamás pasen por esa sensación; con mi primer hijo estoy segura que era más estricta a veces mis amigas me decían que parecía que estaban con una versión mini de mí, con el segundo, también pero ese se llevó la parte rebelde de mamá pero la exigencia ha sido un poco diferente, y ahora esa última, mejor se la aplico a los dos (afortunadamente sacaron el corazón de su papá, son amorosos y muy cariñosos), ellos a veces son flexibles, en otras ocasiones no, unas veces son obedientes, otras no, y otras, más ya ahora con un adolescente pues obtengo respuestas que me sorprenden, también hemos tenido conversaciones sobre el control emocional, ese si es un tema que me ha hecho ruido desde siempre, pienso que el identificar una emoción y gestionarla te funciona bien para la vida, te hacen más llevaderos los tragos amargos y te fortalecen de poco a poco.
El instinto maternal despertó cosas en mí, que les prometo no tenia, a veces hago bromas diciendo que en el momento de tener al bebé como que se prendió un chip en el cerebro que estaba adormilado; me preocupo de que estén bien, que se sientan bien, que sean seguros de si, me encanta verlos felices y apapacharlos cuando las cosas salen mal, pero también a veces, ando molida, cansada, estresada y de malas, también he tratado de mostrarles que es válido que pase mamá por esos momentos, que no es malo, y eso, me ha funcionado bien, una ocasión, no hace mucho, llegué estresada del trabajo, se dieron cuenta e inmediatamente convocaron con un “¿sabes que necesitas mamá? Un abrazo” y ambos llegaron así, de la nada a regalarme un apapacho y por supuesto me derretí.
No creo que haya fórmulas mágicas o que exista una sola manera de hacer las cosas, los talleres, los libros, todo aquello que llegue, es bienvenido, porque todo sirve, pero sí creo que hay que, en mi caso, no tomarme tan en serio para que sea perfecto, debo dejarme llevar por sentir de cerquita sus miradas, sus abrazos y sus palabras, porque ahí pienso, está la magia, ahora que vienen las fechas de fiesta, me encanta disfrutar como ponen el árbol, luego esta más amontonado un lado que otro, o encuentras un lugar sin esferas, o llego y el tan bonito Santa Claus está todo desinflado y pues hay que arreglarlo.
Hoy sé, que lo bonito es la experiencia y el momento, trato de aligerar la carga siendo más tranquila conmigo y seguro que seré más tranquila con ellos, ahí voy, tampoco diré que es prueba superada, o que ya me ven volando entre los mortales, (léase con tono chistorete sin sonar burlón), porque llegar a casa y no opinar sobre las cosas fuera de lugar, o los útiles en el piso o el uniforme en las escaleras, pues; esta complicado, claro que reacciono siendo consciente y empática, entendiendo también cual es mi compromiso con ellos, respiro profundo, tomo aire y entonces hablo, porque me pasa que si me brinco esos pasos, la vecina se entera de mis múltiples opiniones sobre la ropa sucia.
Así que estoy viviendo esa magia usando botas, para hacérmelo más entretenido.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.