Un nuevo año es un libro en blanco que nos da licencia para anhelar, para soñar. Más allá de dietas o rutinas de ejercicio, se vale ambicionar tiempos mejores, soñar con un mejor país, con un mundo más justo. Eleanor Roosevelt decía que “el futuro les pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños”. Ahí se empieza: soñando. Soñar es un atrevimiento necesario que nos da la energía para emprender, la claridad para lograr, que nos permite visualizar -al menos por un instante- aquello que es posible.

Sueño con un México próspero donde aspiremos a una igualdad boyante y no a una pobreza compartida; con un México que se sepa capaz de competir con quien sea, diestro para crear disrupciones, no sólo para sobrellevarlas; con un México que mire hacia el futuro con confianza, en vez de esconderse en un pasado que no fue ni justo, ni glorioso.

 Sueño con un México donde el acceso a educación y salud no dependa del código postal donde se nace, donde un niño con cáncer merezca más presupuesto que la vanidad de un gobernante; donde quienes exponen sus vidas para cuidar las de otros reciban apoyo y respeto; un México en el que las decisiones de salud pública -y las estrategias para contener esta pandemia- las tomen científicos expertos y no políticos ignorantes o “expertos” criminales y sin escrúpulos; con un país en el que cualquier joven con tesón pueda alcanzar sus metas y materializar su potencial; donde el acceso a cargos de liderazgo se dé en función del mérito y la vocación de servicio, y no de relaciones o compadrazgos; un México en el que el carácter y la calidad humana cuenten y la pigmentación de la piel sea intrascendente. 

Sueño con un país en el que construyamos una democracia más sólida a partir de instituciones que cuenten con recursos para ser árbitros irrefutables, y donde no sólo la oposición más sumisa encuentre el respeto de quienes han sido elegidos por el pueblo, aunque parezcan haberlo olvidado. 

Sueño con un país en el que se respete a quien emprende, ya sea en un pequeño negocio o en una gran empresa; con un país que entienda que la pobreza se combate generando riqueza, y que sólo se genera riqueza en la actividad privada; un país en el que podamos emprender sin ser extorsionados, ya sea por el fisco o por entidades criminales. Un país en el que el empresario encuentre en el gobierno a un aliado, y no a su peor enemigo. 

Un país donde las leyes estén al servicio de la verdad y no de los intereses mezquinos de los poderosos. Un país en el que no se abrace a delincuentes, ni se pacte con criminales; donde se persiga a los corruptos, aunque compartan apellido con los gobernantes; un país donde no se criminalice a quienes critican o piensan distinto, donde no se persiga a opositores; con un país en el que nuestras hijas e hijos salgan a la calle con razonable certeza de que volverán sanos y salvos.

Sueño con un país donde los gobernantes entiendan que cada peso de gasto público proviene del esfuerzo de contribuyentes que preferirían hacer uso de ese dinero, por lo que se les debe transparencia absoluta; que entienda que esa rendición de cuentas no es opcional, sino éticamente obligatoria; con un país donde no se despilfarren recursos necesarios en obras absurdas y caprichosas, o salvando a empresas obsoletas e insalvables, a partir de criterios obtusos y de un nacionalismo pésimamente entendido.

Sueño con un país en el que el respeto al medio ambiente sea prioritario, donde quienes toman decisiones entiendan que el mundo vive cambios sin precedente y que no integrarnos a éstos nos dejará perennemente marginados; un país donde nuestra gente halle oportunidades y no tenga que alejarse de sus familias para encontrarlas. 

Sueño con un México en el que pasemos más tiempo trabajando para conseguir propósitos comunes, en vez de enfocarnos en lo que nos divide. Sueño con un México unido, con un México que se pare frente al espejo y nos guste lo que veamos.

Estoy seguro de que vendrán tiempos mejores. Deseo que 2022 sea el año en el que cumplas tus metas y logres tus objetivos, un año que recuerdes con orgullo.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *