Un actor con un rostro atractivo tiene más oportunidades de trabajo en la industria cinematográfica, pero lo bien parecido no le garantiza que abrirá su espectro, coinciden en entrevista figuras internacionales y nacionales cuya cara los llegó a arquetipar en cierto tipo de papeles.
“Cuando comenzaba en el cine, yo era muy inseguro”, reconoció en entrevista Willem Dafoe. “Me decía que por cómo lucía, me iban a encasillar”.
El histrión hollywoodense tuvo que abrirse paso encarnando a pandilleros y maleantes, y gracias a su singular estilo, un día le ofrecieron ser Jesús. 
“Quizás hubiera sido cierto eso (del encasillamiento) de no haber demostrado que valía para más con mis actuaciones. He hecho villanos, pero también a tipos buenos y hasta a Jesucristo (en “La Última Tentación de Cristo”). Eso quiere decir que vencí las apariencias, ¿no?”, afirma el estadounidense.
“Guapos hay un montón, pero a veces de 10 guapos no haces uno que valga la pena”, consideró Gerardo Taracena, quien ha participado en filmes hollywoodenses como “Apocalypto” y “Get the Gringo”.
“Si no eres guapo, tienes que ofrecer algo distinto, algo que solamente tú tienes, y que eso te vuelva rico e interesante”.
En la cinematografía mexicana y en la del resto del mundo, aquellos artistas que no cuentan con un físico que se considera atractivo no pueden aspirar a proyectos como los que tiene Tom Cruise, Brad Pitt o Nicolas Cage.
Tal es el caso de figuras como Steve Buscemi, Ron Perlman o Danny Trejo, quienes han dejado atrás los estereotipos en personajes de reparto y han conseguido estelares por su personalidad.
Buscemi se ha consagrado como el estelar de la serie “Broadwalk Empire”, Perlman ha encarnado a superhéroes como “Hellboy” y Trejo alcanzó la jerarquía de héroe con “Machete”.
El francés Vincent Cassel, reconocido por la dureza de sus gestos faciales, también logró dar un giro de 360 grados a su filmografía con trabajos en cintas como “El Cisne Negro” y “El Monje”.
Actualmente, por trabajos como éstos, el actor ha sido imagen de fragancias y hasta es considerado un sex symbol.
“Es divertido que me consideren sexy. No me molesta que lo digan, pero me sorprende y me divierte”, comentó con humor. “Me comparan también con Gerard Depardieu, y a él también lo han considerado sex symbol”.
Joaquín Cosío ha sabido sacarle partido a su apariencia, y gracias a sus personajes del ex luchador ‘Mascarita’ en “Matando Cabos” y el narcotraficante ‘El Cochiloco’ en “El Infierno”, ha sido requerido para trabajar en el extranjero con destacadas figuras.
Ha hecho de malvado en “007: Quantum”, de la saga de James Bond con Daniel Craig, y trabajó al lado de Johnny Depp en la nueva versión de “El Llanero Solitario”, pero no le tiene miedo a repetirse.
“Oliver Stone, con quien hice “Savages”, con un personaje de un maloso, me decía que mi cara era muy interesante. Sé que tengo características singulares, pero no me ha dado miedo el encasillamiento”, dijo. “Creo que el encasillamiento no existe cuando interpretas un papel con excelencia”.

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