Cada día en más estados de la república mexicana el uso del cubrebocas dejó de ser obligatorio, luego de más de dos años de pandemia por Covid-19. Para algunas personas portar la mascarilla era ya habitual y al dejar de hacerlo se encuentran ante el Síndrome de la cara vacía. Te contamos de qué trata esto.

Los psicólogos Elena Mató, Cristina Agud y Enric Artés de Mapfre definieron que “el síndrome de la cara vacía está formado por un conjunto de factores que indican malestar psicológico al ir sin mascarilla cuando están presentes otras personas”.

Si bien no se considera como un trastorno o una enfermedad mental, los expertos han identificado ciertos indicadores de este síndrome tales como sensación de vulnerabilidad al no llevar cubrebocas, ansiedad ante llevar la cara descubierta y tendencia a evitar el contacto social si no se lleva puesta la mascarilla.

El síndrome de la cara vacía, según los psicólogos, surge principalmente por dos razones: por miedo obsesivo al contagio de Covid-19 o por miedo de mostrar el rostro en público.

En ese sentido, los adolescentes y niños son los más vulnerables a este síndrome pues en esta etapa de formación de la personalidad tienen miedo al rechazo de sus pares. 

“Los adolescentes están en pleno proceso de cambio […] Dos años es mucho tiempo a estas edades y puede que sientan desde recelo a hacerlo (a quitarse la mascarilla) hasta miedo por cómo puedan ser percibidos por el resto”, apuntó para EFE salud la doctora Pilar Conde, directora de la fundación Nuevas Claves Educativas.

 

¿Qué hacer ante el síndrome de la cara vacía?

 

Los especialistas recomiendan las siguientes medidas:

  1. Entender que si bien ya no es obligatorio el uso del cubrebocas, tampoco es obligatorio no llevarlo. Así que se puede ir retirando progresivamente y tenerlo a la mano en caso de ser necesario.
  2. Reflexionar sobre qué es lo que ocasiona la ansiedad de no tenerlo puesto. Si es por miedo al contagio, recomiendan valorar la vacunación, el semáforo epidemiológico y otros factores que reducen el riesgo de contagio. O, si es por miedo a mostrar el rostro, es un tema que podría requerir o no tratamiento psicológico dependiendo del grado de afectación.
  3. Exponerse gradualmente a la exposición en público. Primero con el círculo más cercano (familia o amigos) y poco a poco ir avanzando a grupos más grandes y no tan cercanos.
  4. Buscar ayuda profesional si lo considera necesario.

 

Para muchas personas el hecho de que el uso del cubrebocas ya no sea obligatorio puede resultar liberador; pero para quienes no, podrían estar ante este síndrome de la cara vacía.

 

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