Dejó Japón y ahora vive en Celaya; un cambio intercontinental al cual va acoplándose poco a poco.
Escuchando y respondiendo siempre a través de una traductora, la señora Aihoshi es parte de un proceso que trazó su esposo, un ejecutivo de la armadora Honda en Celaya.
Ella tiene en esta ciudad ya un año y 3 meses, en los cuales su mayor dificultad fue comunicarse con la gente debido a que muy poca habla inglés, su segundo idioma, y que derivado de esto decidió tomar clases de español.
¿Cuál fue su sentir al saber que cambiaría su residencia?
Cuando escuché a mi esposo que nos vendríamos a México, no sabía donde estaríamos, había escuchado que estaba en alguna parte de América pero no sabía exactamente donde, estaba asustada, así que me puse a buscar en Google en todo el País para saber donde estaba Celaya.
¿Recuerda el día en que llegaron a Celaya y cuál fue su primera impresión?
Fue el 21 de diciembre de 2012, mi esposo ya estaba aquí, él se vino dos meses antes y encontré nuestra casa, llegamos, lo primero que hicimos fue ir al supermercado. Al siguiente día a comprar lo que necesitaba, fue difícil porque nadie hablaba inglés, y yo no hablaba nada de español.
Me acuerdo de mi experiencia con el cajero del supermercado, que me dio las indicaciones y yo no entendía nada, comenzó a marcar y sólo decía sí, sí, sí. Ahora ya no, pero en ese momento sí.
Yo no estaba triste, todo me parecía muy interesante.
¿Cuál fue su primer reto al llegar a Celaya?
El primero fue aprender español, los criterios y forma de pensar de los mexicanos son muy distintos y me gustaría con el tiempo entenderlos.
La gente de aquí es muy sonriente, muy platicadores, les gusta la música, la fiesta y la comida, disfrutando el ahora, los japoneses siempre están pensando en el mañana y los mexicanos no.
Los japoneses siempre trabajan fuerte, todos los días, todo el día. Algo que me gusta de los padres de familia de aquí es que ellos les dedican tiempo a sus hijos porque les queda tiempo libre y para los japoneses no, todo el día es estar trabajando porque las jornadas son muy largas, anhelo que lleguen los fines de semana para estar con mi esposo.
¿Recuerda cuántas familias ya estaban instaladas aquí cuando usted llegó?
Había tres familias cuando llegamos, comenzamos a convivir con ellas como si fueran nuestras familias, en el lapso de incorporarnos a clases, me acuerdo de haber ido a Querétaro al supermercado oriental a comprar comida.
¿El proceso de adaptarse en este cambio de vida ha sido complicado?
Sí, difícil. Sobre todo el poder comunicarme, porque no puedo hablar con nadie, tengo que buscar alguien que hable un poco de inglés y que es muy difícil encontrar aquí.
¿Cuál es la diferencia principal desde su llegada a este preciso momento?
La diferencia entre ese momento y ahora, es que estoy muy contenta, me siento muy feliz viviendo en Celaya la gente es amigable, me gusta Celaya mucho, me puedo trasladar de un lado a otro muy fácilmente.
Comencé a tomar clases de español en la Universidad de Celaya desde junio de 2013 y gracias a eso y a que hablo un poco de español me he podido comunicar más fácil.
¿En qué idioma se comunica con mayor frecuencia?
En español, aunque aún estoy aprendiendo, me es más fácil platicar con la gente o pedir ayuda en español, para mi sorpresa muy poca gente habla inglés en Celaya, donde hablo más inglés es en la escuela de mis hijos y fuera de la escuela lo que me ayuda es el español.
A pesar de esto es muy difícil aún poder tener una conversación, pero gracias a que somos muy disciplinados me ha sido fácil a mí y a las demás mamás de los niños que somos de Japón aprender el idioma, estudio un rato en mi casa pero lo demás es práctica.
¿Cuáles son las principales diferencias culturales?
Hay muchas diferencias la verdad es que he encontrado muchas, te puedo decir que una es el saludo y me sorprende pero me gusta, entiendo que es parte del estilo de vida del mexicano.
Me gusta la comida mexicana, pero cocino igual que todos comida tradicional japonesa, la verdad he incorporado algunos platillos mexicanos como chilaquiles, pozole, quesadillas, nos gusta el picante pero muy poco.
¿Cómo es su sentir de vivir en un País como Japón y de pronto vivir en una ciudad en el comienzo de su desarrollo?
Es un poco duro vivir aquí, me gusta pero es duro porque tenemos que cuidar todo lo que allá no cuidamos, desde mis hijos hasta mi bolso, la tecnología pues es muy diferente, uso el internet muy pocas veces y en mi casa funciona bien, sobre todo el contraste con Tokio es totalmente diferente.
Otra cosa es que en Japón manejamos de lado izquierdo del carro y para mi manejar del otro lado ha sido una experiencia de mucho susto al principio, poco a poco me voy acostumbrando.
¿Qué es lo que más le gustó de Celaya?
Que los celayenses son muy amigables a todas partes donde voy siempre hay alguien que me da la bienvenida y que me ofrece ayuda, el clima también me gusta es muy cálido la mayor parte del año.
Pero también las artesanías de San Miguel de Allende me encantan, seguido vamos porque está cerca y es muy fácil de llegar, compramos muchas artesanías y ya estamos haciendo una colección.
Los tacos nos gustan a toda la familia y compramos para llevar, algo muy gracioso que nos pasaba al principio, era que elegíamos viendo las fotos y ahora ya pedimos de acuerdo al menú.
¿Cuál ha sido su mejor experiencia desde su llegada?
El primer día que mis hijos fueron a la escuela, fue horrible porque lloraban, para mí también, el mejor momento es ahora que mi vida ya tomó rumbo, que mis hijos están en la escuela, ya me siento más en casa.
Estoy muy contenta de estar aquí, si nos hubiéramos quedado en Japón.
¿Qué necesita tener Celaya para que se pueda quedar a residir aquí?
Un aeropuerto, la disponibilidad de un médico a todas horas, aquí el sistema es muy diferente tengo que hacer cita y luego marco y no están los médicos, en Japón eso no sucede nunca.
¿Alguna vez imaginó que tendría que cambiar su residencia y que sería en México?
Sí, porque es parte del trabajo de mi esposo el estar viajando, pero nunca pensé en México, las posibilidades eran Tailandia y Estados Unidos, México, nunca. Pero nunca sabemos, sé que nos podemos cambiar.
¿El nivel de educación cómo es en Celaya?
Primero hay una escuela pública de muy buena calidad para cada zona de viviendas, el inglés es mejor aquí porque en Japón está más enfocado en la gramática, pero los programas son muy diferentes. Lo que más aprecio es la calidad de la gente, lo amable que han sido, el trabajo es más difícil aquí porque el proceso de aprendizaje de un mexicano es muy diferente, requiere de un trabajo más fuerte.