Al príncipe heredero del trono francés que era hijo legítimo del monarca reinante se le llamaba delfín. En México se le ha llamado delfín al sucesor que un presidente designa o a quien tiene probabilidad de sustituirlo. Así el presidente saliente se asegura de que su “legado” continúe y le sirva de tapadera de las corruptelas que hubiese hecho. 

Sin embargo, inspirado en el término “tapado” de la política mexicana con el que se hacía referencia a quien el mandatario en turno escogía para sucederle, AMLO desplaza el término delfín, y se declara el destapador al decir: “Ya no hay tapados, yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo”. ¡De delfines a corcholatas! Juguetona y mañosa forma de empezar a hacerle creer a la ciudadanía que será esta la que elija a su sucesor cuando es AMLO mismo quien dará el tan criticado dedazo.  

Divertido se encuentra el mandatario viendo a sus corcholatas ir y venir promocionándose, y él lo celebra e impulsa desde su mañanera. La competencia requiere de mucho esfuerzo para ganar. López Obrador posiciona a su sucesor/a. Ante la falta de una figura inspiradora y fuerte de la oposición, el vacío se llena con quien represente la opción menos mala para el País. Escucho comentarios de personas que albergan la idea de una inevitable victoria morenista y pues a resignarse con quien consideren menos nocivo.

Por otro lado, la lucha contra la oposición por parte del Presidente no tiene tregua. Duro con el líder nacional del PRI, “Alito” Moreno, quien ahora es investigado por enriquecimiento ilícito, fraude fiscal, lavado de dinero, abuso de autoridad & más lo que se pueda acumular. “Alito” se defiende e informa que enfrentará las acusaciones con la verdad y la justicia. Mientras AMLO finge cínicamente que no tiene nada que ver diciendo que “lo mejor” es no meternos en estos casos. ¡Claramente se ve que es una persecución política! Es posible que “Alito” no sea un santo, pero lo que queda en evidencia es que Morena utiliza todos sus recursos para incriminar, desprestigiar y consecuentemente eliminar del panorama a cualquiera que pueda representar una amenaza para la contienda de elecciones. ¿Por qué no le sacan algún trapito a Bartlett que tiene una cola larguísima? Y así como él, a muchos allegados del Presidente, incluidos sus hermanos e hijos. El mismo AMLO ha recibido acusaciones de inacción y nexos con el narco.  

Paso a pasito, uno por uno, se van escogiendo los protagonistas que serán inculpados para mantener a la audiencia entretenida con episodios sorpresivos como una serie de Netflix. El Presidente tiene el poder, y posee toda la información como él mismo ha dicho. Sabe que todos tienen cadáveres en el clóset y con solo amenazarlos con auditorías y revisiones a sus fortunas mal habidas los puede silenciar y paralizar.   

Mientras, las corcholatas amenizan el espectáculo político y el País se cae pedazo a pedazo.    

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